
Motorola lleva varios años trabajando en el regreso a la gama más alta de los smartphones, poco a poco lanzando modelos cada vez más prémium, como aquel Moto Edge de 2020, e incluso arriesgándose con modelos distintos como el Moto Razr, mientras continuaba siendo uno de los líderes en las gamas más accesibles de los smartphones, sobre todo en algunos territorios.
Pero durante los últimos años, Moto siempre dejó claro que una de sus metas era volver a los flagships. Después de su paso por las manos de Google, empresa que constantemente me pregunto si realmente le interesa tener una división de hardware, más allá de lanzar algunas unidades que sirvan como ejemplo de lo que quieren que sea el ecosistema Android, pero que fuera de Estados Unidos y algunos países de Europa es un verdadero reto comprar uno, Moto ha ido creciendo bajo el ala de su empresa madre, Lenovo. El Moto Edge 30 Pro se siente como el final de un viaje que llevaban años desarrollando, y al mismo tiempo, el comienzo de otro nuevo viaje.

Y es que el Edge 30 Pro tiene todo lo que esperamos de un teléfono de gama alta: el mejor procesador del momento (un Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1), una generosa cantidad de memoria RAM (12 u 8 GB, dependiendo del modelo), una pantalla de buenas características (6,7 pulgadas OLED con 144 Hz de tasa de refresco) y un sistema de cámaras interesante y eficiente, bueno, aunque no perfecto. Pero otra cosa que también incluye este teléfono que es típica de la gama alta, es un precio de gama alta. Esta vez, Motorola pareciera haberse tenido que compensar este hardware flagship con un precio flagship, lo que pone al teléfono en la situación de competir directamente con otros teléfonos de gama alta de otras compañías como Samsung e incluso Apple.
El teléfono no es excesivamente caro. Lo que digo es tiene un precio estándar, apenas inferior al de otros flagship en el mercado. Y justamente esa diferencia de precio es la que hacía que Motorola siempre fuera interesante para mí en cuanto a sus teléfonos prémium. El Edge 20 Pro quizás sacrificaba un poco de potencia en comparación a otros teléfonos de la misma fecha, pero tenía la potencia suficiente que necesito y, además, un precio más atractivo que el resto. Esta vez, el factor precio no juega tan a favor como antes, aunque afortunadamente, Moto suele hacer descuentos en distintas temporadas, así que será cuestión de hacer una compra inteligente, justo cuando sea prudente hacerlo, para ahorrar algo de dinero.

Sobre el hardware del Edge 30 Pro y lo que puede hacer, las tres características más importantes a destacar son su procesador, su pantalla y su cámara frontal. Su potencia es justo la que esperamos del mejor chip del momento, el Snapdragon 8 Gen 1: la mayor fluidez, juegos con gráficos en el nivel máximo y un sistema Android casi puro, algo ya clásico en los teléfonos Moto, que se mueve sin ningún problema, y se moverá así durante años. Su pantalla es un panel OLED de un brillo bueno y eficiente, pero no el mejor que he probado. Sin embargo, su tasa de refresco de 144 Hz es satisfactoriamente rápida, tanto en el uso diario del teléfono como en juegos. O mejor dicho, especialmente en juegos.
Las cámaras del Edge 30 Pro por un lado suponen varios pasos hacia el frente en cuanto a las capacidades fotográficas de los teléfonos Motorola (tanto en foto como en video), pero por el otro lado un pequeño paso hacia atrás.



En general, el Edge 30 Pro toma buenas fotos, con buenos colores, muy naturales y realistas, sin saturación excesiva y desenvolviéndose mejor que nunca en materia de exposición (los cielos se ven azules y radiantes, nada quemados). Pero lo que me dejó más satisfecho es la cámara frontal del Edge 30 Pro. La nitidez de las fotos y la calidad al grabar video, incluso con estabilización al caminar, me dejó muy satisfecho. A continuación me pueden ver en una de las clásicas tardes lluviosas de mi ciudad:

Otro resultado que me dejó satisfecho es la calidad de fotos de noche. Moto ha ido mejorando considerablemente la calidad de sus fotos nocturnas en los teléfonos de gama prémium de los últimos 12 o 18 meses, y el Edge 30 Pro es un nuevo avance: fotos con menos ruido que en modelos anteriores y cielos más negros, muy buenos detalles de objetos y las luces de los faros no arruinan la foto. En ocasiones es necesario más de una vez la misma foto o marcar en el teléfono el punto donde queremos que enfoque y tome como referencia para la exposición, pero es algo que suelo hacer en prácticamente todo teléfono que pasa por mis manos, así que no supuso ningún problema. Por otro lado, el pequeño paso hacia atrás del que hablaba hace algunas líneas es que Moto ha descartado la cámara de tipo periscopio que incluyó en el Edge 20 Pro, una característica que disfruté mucho en ese teléfono para fotos con un Zoom óptico de hasta 5x.



En general, el Edge 30 Pro me parece un muy buen teléfono, con su hardware de primera categoría y su batería que fácilmente soporta un día entero de uso intensivo, o más de un día para usuarios menos hardcore. Por si fuera poco, el teléfono incluye en la caja un cargadores de 65W, algo que es una grata sorpresa hoy en día. En mis pruebas, este recarga un 50% de la batería en unos 18 minutos o poco más. El Edge 30 Pro cumple con casi todos los requisitos para la gama más alta del momento. ¿Lo recomiendo? Sí, en especial para aquellos que disfrutan de una experiencia de Android más pura y cercana a como sale de los cuarteles de Google, y para quienes disfrutan de la marca. Sin embargo, me gustaría ver un próximo Edge o un próximo flagship de Moto tomando, nuevamente, un enfoque más agresivo y competitivo en cuanto al precio de su smartphone. Eso, y su continua mejora en materia de fotos nocturnas, me haría muy feliz.
