
El Telescopio Espacial Webb acaba de fotografiar el que podría ser su objetivo más icónico hasta el momento: los Pilares de la Creación, el monumental brazo de la Nebulosa del Águila.
Los pilares se llaman así por su magnitud. Son enormes rizos de gas y polvo con una extensión de varios años luz que se estiran como si fueran los grandes dedos de una mano cósmica. La imagen reciente, tomada por la cámara de infrarrojo cercano del Webb, destaca los lugares de color rojo brillante donde están naciendo nuevas estrellas.
Esos pequeños puntos rojos que hay en los bordes de los pilares son protoestrellas recien formadas de tan solo unos cientos de miles de años, como explica el equipo del Webb. Las rayas rojas que vemos en las nubes son eyecciones de estrellas en formación. Estas bolas de gas naciente emiten chorros de material que colisionan con el gas de los pilares, lo que hace que las moléculas energéticas de hidrógeno brillen.
Los pilares se asientan en la Nebulosa del Águila, una nube de polvo y gas a unos 6500 años luz de la Tierra. La nebulosa entera mide unos 70 años luz de alto por 55 años luz de ancho.

Aunque la nebulosa fue descubierta en 1745, los pilares solo se hicieron famosos cuando el Telescopio Espacial Hubble los fotografió en toda su plenitud en 1995. Más tarde, el Hubble volvió a tomar imágenes de ello con luz visible en 2014. Pero cuando vemos estas imágenes junto a la captura infrarroja del Webb, podemos ver el nivel de detalles de esta nueva imagen. (Si quieres puedes ver versiones a resolución completa de estas imágenes en la página del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial).
Los pilares, que se ven marrones y turbios a través de los ojos del Hubble, se muestran ahora luminosos y naranjas con el Webb. El fondo se tiñe también de estrellas, brillando a través de un mar de gas lapislázuli. Eso es porque la imagen del Webb resalta los átomos de hidrógeno que hay en el gas, que brillan con luz azul. El ojo infrarrojo del telescopio Webb también penetra a través de las densas nubes de polvo y gas, lo que le permite ver regiones de formaciones estelares previamente desconocidas.
En los próximos meses, el Webb tomará más imágenes que ayudarán a los investigadores a comprender cómo nacen las estrellas, cómo evolucionan las galaxias, cuál es la luz más antigua que podemos ver y cómo es la estructura de los planetas más cercanos a nosotros.
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