
Hace tres años y medio publiqué un post titulado: He probado 4 robots aspiradora y ahora solo quiero barrer con escoba en el que desgranaba mis desventuras con este tipo de dispositivos. Hace un mes, iRobot me llamó para ofrecerme probar su modelo más avanzado, la Roomba i7+. Esto es lo que ocurrió.
Debo comenzar reconociendo que en iRobot han sido muy valientes prestando su mejor robot aspiradora a un cavernícola como yo. Cuando hace tres años dije que no quería volver a ver uno de esos dispositivos ni en pintura, lo decía totalmente en serio, y tenía mis buenas razones para ello. Suicidios por las escaleras, extravíos por la casa, golpes a los objetos, atascos en la alfombra, atascos con los cables, limpieza que dejaba mucho que desear... En 2015 los robots aspiradora eran, en mi particular y quisquillosa opinión, un auténtico desastre.
Cuando la Roomba i7+ llegó a casa no pudo tener un recibimiento más frío y lleno de suspicacia. Un mes después de usarla casi a diario, debo admitir que las cosas han cambiado una barbaridad. Tanto como para envainar la espada y firmar una tregua indefinida e incondicional con esa categoría de dispositivos. Si, cómo yo, eres de los que cree que los robots aspiradora no sirven para nada o que es más práctico y sencillo pasar la escoba tú mismo, te invito a leer el siguiente análisis.

Los rodillos
Lo primero que hice cuando la Roomba i7+ llegó a mi casa fue sacarla de la caja y examinarla con lupa y una ceja muy levantada. Nada más darle la vuelta sobre el sofá hubo varias cosas que llamaron mi atención. La primera son los rodillos de limpieza que se encargan de atrapar la suciedad y llevarla hacia el depósito. Muchos modelos antiguos tenían esos rodillos equipados con cerdas como las de un cepillo. Parece buena idea, pero en la práctica es una guarrada como un templo.
¿Qué le sucede a un cepillo de cabello cuando lo usas durante meses sin limpiarlo? ¡Exacto! que se llena de pelos. Las cerdas de los cepillos en las aspiradoras antiguas enrollaban los pelos hasta quedar prácticamente inutilizables, y limpiar esos pelos enrollados era una tarea engorrosa y desagradable.

La i7+ tiene los rodillos de goma. No puedo decir que eso sea garantía de que nunca se van a enrollar pelos, pero en un mes que llevo de uso no he visto ni uno solo en ellos. iRobot también ha modificado el diseño de los rodillos. El delantero tiene un dibujo que se encarga de remover la porquería con fuerza y lanzarla hacia atrás. El trasero, mientras tanto, tiene un dibujo pensado para atrapar lo que le lanza su compañero de delante e impulsarlo hacia dentro.
¿Funciona esta combinación? Funciona razonablemente bien. En casa hice la prueba tirándole diferentes objetos (arroz, lentejas y pan rallado) y debo reconocer que ahora ya no chuta la porquería por toda la casa y la atrapa con mucha más eficacia. La otra razón por la que ahora son más eficientes en este aspecto es porque ahora sí que son robots aspiradores propiamente dichos.
Potencia de aspiración
Aunque el marketing lleva vendiéndonos el concepto robot aspirador desde que estos aparatos llegaron al mercado, lo cierto es que durante muchos años los robots aspiradores ni siquiera aspiraban. Eran solo máquinas de barrer. Los mejores modelos de la época sí que aspiraban, pero lo hacían tan débilmente que no tenían fuerza suficiente para absorber las partículas hasta el depósito. Esta debilidad, combinada con los rodillos de cerdas, se traducía en que la mayor parte de las veces los robots aspiradora del pasado se limitaban a esparcer las partículas del suelo de un lugar a otro (o a veces cosas peores).
iRobot ha multiplicado por 10 la potencia de aspiración de la Roomba i7 respecto a la tecnología Aerovac de la Roomba 600, un modelo presentado en 2017. De hecho, el depósito del dispositivo ahora es más hermético y dispone de dos filtros de partículas como los que encontramos en una aspiradora convencional. Es imposible comprobar hasta qué punto la aspiración es potente intentando meter los dedos en la abertura porque el robot se desactiva si lo volteas, pero lo que sí puedo certificar es que ahora ya no juega al fútbol con las migas del suelo. Se las come.
Las ruedas
Segundo detalle importante. la Roomba i7+ tiene una altura de bastidor, si se me permite el símil automovilístico, mucho más alta que la de los modelos antiguos. Si le damos la vuelta al robot, la suspensión de las ruedas las impulsa hacia arriba completamente y quedan sobresaliendo. La altura de esta suspensión completamente distendida es de 4 centímetros.
¿Esto para qué sirve? Pues para no atascarse en las alfombras, básicamente. Los modelos antiguos de robot aspirador mostraban una malsana tendencia a atorarse cuando intentaban subir una alfombra mínimamente gruesa. Lo he visto decenas de veces. El robot llega a la alfombra, intenta encaramarse a ella por el procedimiento de embestirla con saña, y termina pitando lastimosamente con una alerta de error. Ahí terminaba la limpieza, y con ella mi paciencia.
No estoy dispuesto ni por un cortijo a retirar mis alfombras cada vez que el robot tenga que hacer una ronda, y de hecho sigo teniendo la misma alfombra gruesa en el salón. La diferencia es que ahora la Roomba i7+ es un pequeño Land Rover que escala ese obstáculo y lo limpia sin inmutarse. También es capaz de subir y bajar el desnivel que hay en la puerta del baño (que mide casi un centímetro) sin problemas.

El robot aspirador que se vacía solo
Mientras examinaba el vientre del robot me fijé en algo extraño. El depósito tiene una compuerta de goma con la inscripción Automatic Dirt Disposal. Intrigado, regresé a la caja de la Roomba y entonces también entendí porque era una caja tan grande. La base de carga de la i7+ no es solo una base de carga. Es otra aspiradora.
La parte inferior de la base tiene una abertura que conduce a un tubo. Este tubo recorre la parte posterior de la base y desemboca en un compartimento en lo alto. Cuando la Roomba i7+ termina una ronda de limpieza y estaciona en la base de carga, esta se activa y aspira todo el contenido del depósito del robot, llevando la porquería hasta una bolsa desechable en el compartimento superior.
Según iRobot, esa bolsa tiene una capacidad de 30 depósitos llenos de la Roomba. En la práctica, eso significa que pasarán semanas antes de que tengas que cambiarla. La idea no puede ser más ingeniosa porque soluciona otras dos de las razones por las que odiaba los robots aspiradores. Sus depósitos son tan pequeños que hay que estarlos vaciando cada pocos días, y hacerlo es otra de esas tareas que... ¡Ugh!
El emisor de paredes virtuales
Además de la base de carga-aspiradora y de la Roomba propiamente dicha, la caja traía un pequeño módulo cilíndrico. Se trata del emisor de paredes virtuales y, de nuevo, las cosas han mejorado tanto que casi me arrepiento de haber tenido los robots aspiradora vetados tanto tiempo.
Los emisores de paredes virtuales son lo que su propio nombre indican. Generan una señal de corto alcance que la Roomba interpreta como una pared. En general se usan para impedir al robot el acceso a alguna habitación por la que no queramos que pase. Las primeras aspiradoras robot que probé ya venían con uno de esos emisores, pero o funcionaba con cable (lo que limitaba mucho su utilidad) o sus pilas se agotaban rápido.
El nuevo emisor de paredes virtuales no solo es mucho más pequeño. Además se alimenta de dos pilas AA y parece que dura bastante, porque lleva un mes encendido y aún sigue funcionando. Ademas cuenta con dos modos de funcionamiento bastante útiles. El primero emite una pared recta de unos dos metros. El segundo crea a su alrededor una circunferencia de aproximadamente un metro de diámetro en la que la Roomba no entra.
Con el nuevo sistema de limpieza por habitaciones (ver más abajo), el emisor de pared virtual pierde mucho de su sentido original, pero sigue siendo muy útil para impedir que la aspiradora se acerque a lugares problemáticos como un jarrón frágil en el suelo. En mi caso ha resultado ser providencial para evitar que se acerque a las cortinas de la habitación de mi hija, que cuelgan demasiado y terminaba liándose con ellas.

Navegación exhaustiva y sin extravíos
Una de las cosas que más me sacaban de quicio de los robots aspiradores de hace años era su desmedida tendencia a perderse o quedar atrapados en lugares absurdos, y no porque se enredaran en algo, sino porque eran tan estúpidos que se metían en rincones de los que luego no sabían como salir. El estrecho espacio entre las patas de la mesa del comedor era, por poner solo un ejemplo, una trampa mortal para las antiguas Roomba.
La Roomba i7+ deja muy atrás aquellos problemas del pasado. En el mes que llevo usándola solo se ha atascado dos veces. Una en un rincón en el que el hueco entre la alfombra y la mesa de centro sencillamente era demasiado bajo. La otra en las cortinas que cuelgan demasiado que menciono arriba. Ambas son incidencias muy razonables. Por lo demás, el nuevo modelo no solo parece más exhaustivo limpiando los pequeños rincones inaccesibles, sino que sortea cables eléctricos y frena antes de llegar a los obstáculos para no embestirlos con demasiada fuerza. En todas y cada una de las veces ha regresado a la base de carga sin problemas.

Un detalle muy interesante de la Roomba i7+ es que ahora hace un mapa completo de la casa. Antes de ponerla a limpiar, el manual te recomienda que abras todas las puertas y la permitas pasearse por toda la casa para explorarla. Tras dos o tres ciclos de este tipo, el robot crea un mapa muy detallado de las habitaciones. Después incluso podemos modificarlo y renombrar las estancias. Esto es especialmente útil en conjunción con la nueva aplicación para móviles de iRobot.
La aplicación para móviles
Mi odio por los robots aspiradora se agravaba por el hecho de que los primeros modelos no eran muy buenos comunicándose con el usuario más allá de emitir pitidos y luces de colores —¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué no funcionas? ¡¿POR QUÉ?!—. Los robots actuales se controlan desde una aplicación móvil (disponible para iOS y Android) que no solo facilita la limpieza. Hace que esta sea divertida y al menos sepas lo que pasa en cada momento.
La aplicación no solo nos envía notificaciones en caso de incidencia, también nos explica detalladamente en qué consiste esa incidencia con frases del tipo: La limpieza se ha interrumpido porque la rueda derecha se ha atascado con algo. A veces el robot puede sufrir el problema debajo de un sofá o de una mesa. Un botón en la app hace que el dispositivo emita un pitido para que podamos encontrarlo fácilmente.

La aplicación también nos informa de cuánto tiempo lleva el robot funcionando, el estado de la batería, si ya ha terminado y está volviendo a casa, o si ha vaciado el depósito en la estación de carga. Hasta nos mantiene al tanto si la bolsa de la estación está llena y necesitamos cambiarla. Tener ese nivel de control tan fino sobre el robot es simplemente genial. Hasta podemos cambiarle el nombre al robot. En nuestro caso, y tras un breve debate familiar hemos decidido llamar a la i7+ María Luisa por un chiste recurrente con un tío nuestro en Venezuela. confío en que no se ofendan las María Luisas que lean esto.
La app se conecta al móvil a través de la wifi de casa (por mediación de la base de carga) y permite programar con detalle qué habitaciones queremos limpiar, y cada cuánto tiempo. Un detalle a tener en cuenta es que no podemos gestionar el robot si no estamos conectados a la red wifi de casa. Es una pega porque no podemos activar el robot estando en la calle, pero con el sistema de programación realmente no es tan necesario si somos un poco previsores.
Usando la Roomba
Para probar cómo de buena es eliminando suciedad difícil, decidí sembrar una habitación de suciedad de diferente grosor (pan rallado, lentejas y arroz). El robot se portó realmente bien, aunque se dejó algunos granos de arroz por el camino. Seguramente podría haberle ordenado que limpie de nuevo, pero tampoco es cuestión de cargarle todo al pobre robot. Tenemos manos, tenemos escoba, y sabemos como usarla.
Esa es la clave de la Roomba i7+. No es un dispositivo con el que puedas olvidarte para siempre de barrer los suelos, pero funciona tan bien que evita que tengamos que preocuparnos de esa tarea al menos en unas dos semanas si somos mínimamente limpios en nuestra casa.
Tras un mes de uso, he podido comprobar que la Roomba i7+ no es perfecta al 100%, pero sí es lo bastante buena como para evitarme tener que pasar la escoba y la aspiradora todas las semanas. Eso es algo que los robots aspiradores no lograban hace años, y solo por eso ya merece la pena.

Solo le encuentro dos pegas a la i7+. La primera es que aunque su aplicación de control cuenta con tutoriales y guías muy bien explicados, no deja de ser una aplicación para móviles, y supone cierta curva de aprendizaje. No me imagino a mi abuelo tratando de configurar el robot sin encontrar ningún problema por el camino. También es cierto que una vez termina la configuración inicial, el único mantenimiento que necesita es cambiar la bolsa de la base de carga, revisar que el depósito esté bien vaciado y pasar un pañito al robot de vez en cuando (se ensucia de tanto arrastrarse por alfombras polvorientas).
La segunda pega es que la i7+ es bastante cara. Cuesta 920 euros en Amazon. Las bolsas tampoco son baratas. Mi duda ahora es si otros robots más asequibles funcionarán tan bien como este. Algo me dice que no, y la base de carga que vacía el depósito es un plus demasiado interesante como para dejarlo pasar.