
Te pones a ver una película por la noche y subes el volumen porque las voces suenan muy bajito. De repente llega una escena de acción y bajas el volumen a toda prisa entre un coro de tiros y explosiones a todo trapo. Dos minutos después vuelves a subirlo porque no entiendes nada de lo que dicen. ¡Ugh!
El problema del volumen de las películas y series que vemos en el televisor es tan real que da para memes, y ha hecho que muchos tengamos que vivir aferrados constantemente al mando. En esencia, lo que ocurre es que los ingenieros de sonido que trabajan en cine lo hacen con estándares como el Dolby Armos, que usan un número de canales mucho mayor (hasta 64) que el que tenemos en nuestro sistema de cine en casa. En este completo artículo de Xataka tienes más información sobre el problema y algunas soluciones para paliar en parte el problema ajustando la configuración.
Aunque los ingenieros se afanan por lograr que la experiencia doméstica sea lo más parecida posible a la de las salas de cine, la tecnología tiene sus límites, y en muchos casos lo que acaba ocurriendo es que la voz queda enmascarada por el resto de sonidos. Si eres de los afortunados que viven en una casa aislada y puedes poner el volumen del televisor a toda potencia, todo esto te sonará extraterrestre, pero si tienes niños pequeños o vecinos quisquillosos el problema del volumen te puede arruinar completamente la experiencia de ver cine.

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¿Y por qué no usas auriculares?, te estarás preguntando. Buena idea... si vives solo. Desgraciadamente, los audífonos no son para nada una solución universal. Para empezar no es fácil conectar varios auriculares simultáneos a un televisor. Para continuar es un poco raro ver una película con otras personas sin poder comentar nada con ellas porque todos llevan auriculares. Por último, y esto es lo más importante, llevar cascos te aísla completamente del entorno. Si necesitas estar atento al timbre porque esperas al repartidor de pizza, o necesitas saber si el bebé llora en la habitación de al lado los auriculares no sirven.
En mitad de este extraño problema del primer mundo recibí una llamada de Sony ofreciéndome probar el nuevo SRS-LSR200. –Es un invento muy japonés– me decía el representante de la compañía mientras yo miraba la ficha técnica con absoluto escepticismo. Un mes después puedo certificar una cosa: el SRS-LSR200 es el dispositivo que no sabía que necesitaba. Literalmente me ha cambiado la vida.
No es una exageración. Pongamos un poco de contexto. Tengo una niña pequeña, una esposa muy rigurosa en su papel de guardiana del sueño de su retoña, y una habitación infantil que da, pared con pared, al sistema de altavoces 5.1 del televisor. ¿Te había comentado que además vivo en Alemania y que los vecinos son tan silenciosos que podrías escuchar volar a una mosca a seis paredes de distancia? Por resumirlo de forma sucinta: llevo cuatro años básicamente viendo cine mudo. Bueno, probablemente no del todo mudo, pero casi. No puedo cambiar la habitación de sitio, y ya me han explicado que el cloroformo para la niña no es una opción. El SRS-LSR200 me ha devuelto algo que muchos dan por sentado en sus vidas: poder ver una película con buen sonido. Se me caen las lágrimas sobre el teclado solo de pensarlo.
El invento es sencillo. El SRS-LSR200 es un pequeño altavoz inalámbrico con una base de carga conectada al televisor vía cable estándar de audio de 3,5mm o cable óptico. Cuando vemos una película solo tenemos que levantar el altavoz de su base y ponerlo cerca de donde nos encontremos. Solo ese sencillo gesto ya hace que podamos escuchar la película claramente y con el volumen más bajo o alejarlo de vecinos y habitaciones infantiles, pero la auténtica magia está en este botón:

El SRS-LSR200 tiene tres altavoces internos, y el central está dedicado única y exclusivamente a las voces con una configuración de 0,5 vatios para los laterales y 1 vatio para el central en modo inalámbrico. Cuando activamos la función Voice Zoom, el dispositivo analiza el sonido para detectar los diálogos y subir el volumen de las voces por encima del resto de sonidos. El segundo nivel de Voice Zoom incrementa aún más el volumen de agudos de las voces a la vez que separa los graves de la conversación y los envía también por los laterales. Dicho de otro modo: no volverás a perderte una conversación por mucho que hablen en susurros y justo después haya tiros y explosiones nucleares (Esto es literal. Ocurre en la primera escena de la segunda temporada de Umbrella Academy).
Lo hermoso de Voice Zoom es que no está permanente activo. Solo se pone en marcha en los instantes en los que detecta diálogos, por lo que no se traduce en ninguna merma del sonido ambiental de la película. Simplemente lo pulsas y escuchas las voces con más claridad. Los milagros son siempre simples.
Usando el SRS-LSR200
Aunque el SRS-LSR200 está diseñado con la simplicidad en mente, conectarlo requiere rebuscar en la configuración del televisor para que este emita el sonido simultáneamente por sus altavoces internos y por el externo que acabamos de conectarle. Una vez superado este pequeño escollo solo tenemos que encender el altavoz y bajar el volumen del televisor. La solución es simple y permite usar el SRS-LSR200 con televisores de cualquier marca, pero echo de menos un sistema más inteligente que permita silenciar el televisor y derivar el audio al altavoz con solo levantar este de su base de carga.
Por lo demás, la batería del altavoz dura 13 horas. No se me ocurre una situación en la que puedas agotar esa autonomía sin antes volver a poner el dispositivo en su base de carga. ¿Quizá si usas el altavoz para una fiesta en el jardín con Spotify en el televisor sonando a través del SRS-LSR200? Se carga completamente en tres horas. El alcance de 30 metros da de sobra para el uso típico que se le puede dar, y la conexión inalámbrica de 2,4GHz ofrece una estabilidad a prueba de bombas.
En su parte superior, el SRS-LSR200 es básicamente un mando a distancia. Por defecto está configurado para funcionar con televisores Sony, pero puede cambiarse para que responda a los ajustes de otras marcas. Según Sony es compatible con televisores Hitachi, LG, Loewe, Panasonic, Philips, Samsung, Sharp, y Toshiba. Como mando no está mal, pero sus funciones son limitadas. En mi caso, por ejemplo, he probado el SRS-LSR200 con un televisor Sony con Android TV (el magnífico Sony XH90) pero hay un problema. El altavoz no tiene botones de dirección, por lo que no me sirve para navegar por los menús de Android TV. Lo que si es una bendición es poder ajustar el volumen con una rueda en lugar de hacerlo con botones.
Cerramos este repaso al SRS-LSR200 con la calidad de sonido, y debo confesar que no es mala en absoluto. Suena prácticamente igual que los altavoces internos del XH90, que es un televisor de última generación. Otro detalle importante es que si ponemos el altavoz en la mesa de centro, los espectadores a los lados escucharán el sonido con la misma calidad que los que están directamente enfrente. Tan solo he experimentado disonancia entre la imagen y el sonido cuando he puesto el altavoz en el respaldo del sofá, pero creo que tiene más que ver con escuchar el audio desde atrás (algo a lo que personalmente no estoy acostumbrado) que con una mala calidad del altavoz.
Obviamente el sonido del SRS-LSR200 no está a la altura del que ofrece una barra de sonido o un sistema de altavoces posicional, pero es que su función no es esa para nada. El Sony SRS-LSR200 es una solución muy específica para personas con problemas de audición o que no pueden poner el sonido del televisor a plena potencia porque molestaría a las personas de su entorno. Para usuarios con niños pequeños como yo, el invento supone un antes y después. Adicionalmente, el pequeño altavoz se ha revelado como la solución definitiva al volumen de los diálogos en Netflix. Resulta que a veces para disfrutar de un buen sonido lo que hace falta no es más potencia, sino más control. El SRS-LSR200 pone ese control en la punta de tus dedos. En España sale a la venta en septiembre a un precio de 179 euros.