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Pesadillas, litros de sangre y feminismo: el maravilloso legado de Wes Craven

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Hemos perdido a Wes Craven. El veterano cineasta ha fallecido a los 76 años víctima de un tumor cerebral. En su camino nos deja creaciones tan inolvidables como A Nightmare on Elm Street, pero Craven era mucho más que el padre de Freddy Krueger. Su imaginación ayudó a redefinir el cine de terror.

Un director “truculento”

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La ópera prima de Wesley Earl Craven es The Last House on the Left (1972). Aunque los años 70 no eran precisamente parcos en escenas perturbadoras, muchos encontraron el film demasiado violento y explícito. La censura prohibió su estreno en Singapur, Islandia, Nueva Zelanda, Noruega, Alemania Occidental y Australia. En el Reino Unido no se estrenó hasta 2008. La película, y otras que siguieron como The Hills Have Eyes (1977) le valieron a Craven la fama de director truculento.

Efímero salto al porno

La segunda película de Craven es muy poco conocida sencillamente porque se trata de su única incursión en el mundo del cine porno. Lleva por título The Fireworks Woman (1975) y Craven la firmó bajo el pseudónimo de Abe Snake. Incluso participó en ella como actor, aunque no figura en los títulos de crédito. El film tiene un toque onírico y un tanto siniestro que puede interesar a los entusiastas del director, o del porno de los 70.

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El clásico del que Craven se retiró

A Nightmare on Elm Street ganó obtuvo numerosos galardones como el premio de la crítica en el Festival de Cine Fantástico de Avoriaz de 1985 y está considerado uno de los mejores films de terror, con una apabullante nota de 95 en Rotten tomatoes. Sin embargo, el guión fue vapuleado por los grandes estudios, que consideraban el proyecto de Craven demasiado extraño y difícil de entender. Finalmente fue New Line Cinema la que se atrevió a dar el visto bueno a la producción. Fue su primer gran éxito en taquilla.

La película tiene algunos hitos interesantes. Es la película en la que debutó Johnny Depp. En su filmación se utilizaron 1.892 litros de sangre falsa, y el Freddy Krueger que conocemos es mucho menos horrible que la idea que Craven tenía en mente. Según la descripción del film:

La idea original de Wes Craven para el aspecto de Freddy Krueger era excesivamente espantosa, pues tenía los dientes sobresaliendo de la mandíbula, le supuraba pus de la cabeza cuando se quejaba de dolor, y parte de su cráneo era visible a través de su cabeza. David B. Miller, el responsable de los efectos especiales del maquillaje, afirmó que sería muy complicado y nada convincente maquillar de esa forma a un actor, y utilizando una marioneta sería difícil de rodar con actores reales, así que aquellas ideas terminaron siendo rechazadas.

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Curiosamente, Craven también quería un final feliz para la película, pero la productora presionó para que rodara otro broche que dejara la puerta abierta a secuelas. El director no quería hacer una serie de films, y nunca aceptó el final que conocemos. Es una de las razones por las que no participó en su secuela, y solo ha dirigido dos de los 9 films sobre el personaje de la cara quemada.

Maestro del Slasher

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Aparte de Elm Street, la otra saga por la que Craven será recordado es Scream. Después años de películas Slasher descerebradas que eran poco más que una sucesión de asesinatos de adolescentes, Craven dio nueva vida a este subgénero de asesinos psicópatas con un film en el que al argumento era un protagonista más.

Scream (1996) también es una nueva aproximación del director al concepto de ensoñación o pesadilla. Las referencias al cine de terror y a “estar dentro de una película” son continuas. Scream y sus secuelas (Craven dirigió cuatro de ellas) crearon escuela y abrieron la puerta de la edad adulta a este subgénero de terror. Películas actuales como Cabin in the Woods son el ejemplo perfecto de esta combinación de referencias “meta” y un negro sentido del humor.

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“Las chicas no siempre se caen”

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Craven contaba que, en una ocasión, su hija pequeña le recriminó que la protagonista de The Swamp Thing (1982) se tropezara huyendo del monstruo. “Las chicas no siempre se caen.” le espetó la joven a su padre. Desde entonces, Craven ha hecho especial hincapié en mostrar en sus películas a personajes femeninos competentes y fuertes, y no solo a mujeres esperando ser salvadas. El cineasta siempre se declaró feminista.

Legado

Craven siempre será recordado como uno de los directores que reescribió el lenguaje del cine de terror en los 80 y 90. En su filmografía también hay obras que no tienen nada que ver con el horror, como Music of the Heart (1999) o el film colectivo Paris Je T’Aime (2006) en el que Craven homenajea a Oscar Wilde. También hay sonoros fracasos como la comedia Vampire in Brooklyn con Eddie Murphy.

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Craven también firma algunos de los episodios más memorables de la serie de TV Más allá de los límites de la realidad (The Twilight Zone). Amante de los pájaros, Craven participaba en varias organizaciones conservacionistas de la fauna como Audobon, en California. Criado en el seno de una familia estrictamente religiosa (cristiana evangélica) no vio su primera película hasta que entró en el colegio. Antes de dedicarse al cine, se doctoró en filosofía y literatura en la Universidad Johns Hopkins. También ejerció como profesor de inglés en el Westminster College y el Instituto Tecbológico Clarkson. Afortunadamente, pronto decidió luchar contra los prejuicios de su infancia a través de la gran pantalla.

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Foto de portada: AP Images

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