
Seguramente la mayoría sabe o ha escuchado que los aviones comerciales deben volar a (o más de) 10.000 metros de altura, alcanzando así lo que se denomina “altitud de crucero”. Sin embargo, ¿sabrías decir cuál es la razón para tener que volar tan alto? La respuesta es algo más complicada de lo que parece.
Porque posiblemente estés pensando que se debe a motivos de seguridad, y aunque también, se trata de un cúmulo de factores.
Como explican en USA Today para ponernos en perspectiva, la cima del Everest mide casi 9.000 metros. Esta es la razón que nos lleva a tener las cabinas presurizadas, para que dentro del avión no sientas que literalmente estás tratando de respirar en “la cima” del planeta.
Y aquí viene el primer dato sorprendente: en realidad, esta altura es lo que llamamos estratosfera inferior, que está justo por encima de la troposfera, la parte más baja de la atmósfera. Resulta que volar en esta zona tiene muchos beneficios que hacen que volar sea una de las principales formas para llegar de un lugar a otro. Y no solo para los viajeros, para las aerolíneas también.

Básicamente, para las compañías la razón principal de esta altitud radica en la eficiencia del combustible. ¿Por qué? El aire fino crea menos resistencia en el avión, lo que significa que la aeronave puede usar menos combustible para mantener la velocidad. Una manera fácil de describirlo sería que a menos resistencia al viento, más potencia, y menos esfuerzo.
Esto no significa que, a más altura, todos salimos ganando. Principalmente porque cuanto más alto sube un avión, más combustible tiene que quemar para llegar allí, por lo que también se presentan inconvenientes con ciertas altitudes.
El segundo punto por el que se vuela a esta altitud es para evitar el tráfico y ciertos peligros. Nos referimos a aves, drones o aviones más ligeros que vuelan a altitudes más bajas. Por cierto, como señalan en Your Mileage May Vary, la dirección en la que viaja un avión también puede afectar a qué altitud ascenderá.
El tercer punto es el clima, y la explicación es simple: la mayoría de los aviones comerciales vuelan por encima de la troposfera, donde se suelen dar los eventos climáticos como las lluvias o las tormentas. Podríamos sumar a este punto las turbulencias, que si bien siguen ocurriendo por encima de los 10.000 metros, se dan mucho menos debido a la gran altitud.
El último punto a favor de esta altitud de crucero son las emergencias. Según Traveler, en caso de que ocurra algo que justifique un aterrizaje de emergencia, la gran altitud les da a los pilotos mucho más tiempo para arreglar la situación o encontrar un lugar seguro para aterrizar que si estuvieran en un avión ligero a menor altitud. [TravelAndLeisure, USA Today, Traveller]