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Rusia declara el estado de emergencia tras el vertido de 21.000 toneladas de diesel en el Ártico

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Panorámica de las instalaciones de Norilsk Nickel.
Panorámica de las instalaciones de Norilsk Nickel.
Foto: AP Images

Si alguien le encuentra el botón de reinicio a 2020, por favor que lo pulse. A la ya larga lista de catástrofes del año se suma una nueva: el vertido de 20.000 toneladas de combustible en una central eléctrica de la ciudad de Norilsk. El accidente es tan grave que Greenpeace ya lo compara con el del Exxon Valdez.

El accidente tuvo lugar el pasado viernes 29 de mayo, pero el alcance de la catástrofe no se ha conocido fuera de Rusia hasta días después, cuando el Presidente Vladimir Putin declaró el estado de emergencia en la región afectada y criticó duramente a los responsables de la estación por no comunicar el incidente con más urgencia. Según CNN, la empresa responsable de las instalaciones, una compañía minera llamada Norilsk Nickel, tardó dos días en informar del vertido mientras intentaba inútilmente controlarlo por sus propios medios. BBC recoge las declaraciones del gobernador local, Alexander Uss, en las que denuncia que se enteró del accidente por las redes sociales. Norilsk Nickel se ha defendiendo diciendo que comunicó el accidente al momento, pero que las autoridades, aparentemente, no reaccionaron con la debida prontitud. Mientras tanto, y según informa la agencia France Presse, el comité que investiga el incidente ya ha arrestado al supervisor de la planta y no se descartan más arrestos.

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El vertido se produjo debido a una combinación del clima y la negligencia humana. Según las primeras investigaciones, las altas temperaturas en la región de Norilsk han derretido el permafrost del suelo hasta el punto de provocar un fallo estructural en uno de los pilares que sostenían un enorme depósito con cerca de 21.000 toneladas de Diesel. El colapso del suelo bajo el depósito rompió el contenedor y el combustible inundó rápidamente un área de unos 350 kilómetros cuadrados y se extendió a 12 kilómetros de la planta hasta llegar al río Ambarnaya.

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Prevenir un accidente así es complicado, pero aquí es donde entra la parte de la negligencia. Según explica el experto de la WWF, Alexei Knizhnikov, las leyes rusas exigen a las empresas que almacenan grandes cantidades de combustible la construcción de barreras de contención alrededor de los depósitos para garantizar que el líquido no llegue lejos en caso de vertido accidental. Al parecer la planta de Norilsk carecía de estos muros. Un segundo depósito en el que han aparecido grietas está siendo vaciado por precaución.

Se calcula que 6.000 toneladas de combustible ya han penetrado en el subsuelo y otras 15.000 han ido a parar directamente al río, que es donde se concentran ahora mismo las labores de contención. Los especialistas de limpieza se enfrentan a un problema adicional: el terreno. La zona donde se ha producido el vertido es pantanosa y no tiene carreteras, lo que dificulta seriamente las tareas de extracción del combustible actualmente retenido con barreras. Algunos oficiales han sugerido quemar el diesel de manera controlada, pero el departamento de Medio Ambiente Ruso ha desestimado rápidamente la idea y se ha comprometido a hablar con la comunidad científica para determinar el mejor curso de acción.

Norilsk es una de las ciudades más contaminadas de Rusia y de todo el planeta. Ubicada a unos 300 kilómetros al norte del círculo polar, la ciudad alberga a cerca de 200.000 personas, y la mayoría trabajan en los complejos de minería y metalurgia. El nuevo vertido no hace sino empeorar las ya malas condiciones de salubridad de la región. El portavoz de las empresas pesqueras de la región, Dmitry Klokov, advierte de que restaurar los cauces de agua de la zona llevará décadas. [Science Alert]