
Lo difícil de concienciar sobre el cambio climático es que sus consecuencias para nosotros a menudo no son fáciles de ver. La temperatura del planeta sube, sí, pero ¿Cómo me afecta eso exactamente? Esta editorial publicada en más de 220 revistas científicas te lo explica de manera muy cruda.
La carta acaba de ser publicado simultáneamente en 220 cabeceras de ciencia (un tipo de coordinación que no se ve todos los días) con motivo de la próxima Cumbre Mundial sobre el Clima COP26. En él hacen un corto pero alarmante repaso precisamente a eso que es tan difícil de ver a veces: los efectos del cambio climático sobre nuestra salud. Esto es lo que dice:
Aunque ningún aumento global de la temperatura puede ser considerado como seguro, los riesgos para la salud derivados de un aumento de las temperaturas de más de 1,5 grados Celsius ya se conocen. En los últimos 20 años, la mortalidad por calor en mayores de 65 años se ha incrementado un 20%. Las altas temperaturas han disparado los casos de deshidratación, los casos de pérdida de función renal, tumores malignos de piel, infecciones tropicales, problemas de salud mental, complicaciones en el embarazo, alergias, y mortalidad por causas pulmonares y cardiovasculares.
Los autores de la carta no escatiman en advertencias. “No podemos esperar a que pase la pandemia de Covid-19 para reducir las emisiones”, escriben. “Los países ricos tienen que hacer mucho más, mucho más rápido.”
La mención a los países desarrollados no es casual. No solo porque sean responsables de la mayor parte de emisiones, sino porque los efectos del cambio climático van a cebarse primero en los países más pobres.
Los daños a la salud van a afectar desproporcionadamente a los más vulnerables: niños, ancianos, minorías étnicas, comunidades pobres, y personas con problemas de salud preexistentes. Las consecuencias de la crisis medioambiental se van a cebar en los países y las comunidades que menos han contribuido a generar el problema y que menos preparadas están para mitigar los daños. Sin embargo no hay ningún país que este a salvo, no importa lo rico que sea o preparado que crea estar. Si dejamos que las consecuencias del cambio climático caigan fuera de control, los conflictos, la escasez de alimentos, los desplazamientos de población afectada por estos fenómenos y las enfermedades zoonóticas tendrán severas consecuencias para todos.
En definitiva, que es probable que no mueras a consecuencia de una inundación o una tormenta tropical tan comúnmente asociadas al cambio climático. Te matará el calor directamente o alguna nueva enfermedad que salga de su ecosistema natural por culpa del calor. Si no, lo hará la escasez de alimentos, y si no, lo hará algún conflicto desatado por el hecho de que has dejado que los países más pobres se mueran de calor y hambre. Tampoco es que haya que esperar mucho. Ahora mismo Estados Unidos ve peligrar su producción de trigo debido a la sequía. Las restricciones de agua en el medio oeste del país empeoran a cada día que pasa, y los precios de la comida ya están subiendo. No es necesario desplazarse hasta California para ver los efectos. En cada país ya están apareciendo historias similares. Solo hay que leerlas.
¿A qué se refieren los autores de la carta con dejar que el cambio climático se descontrole? Pues a permitir un aumento de la temperatura global de 1,5 grados Celsius respecto a los niveles que había antes de la industrialización, una cifra hacia la que vamos de cabeza. Las principales causantes de ese aumento son las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, y el problema es que las políticas adoptadas desde los gobiernos no son suficientes para bajar esa cifra. Los científicos son claros. Hay que apuntar a las cero emisiones porque es la única manera de lograr evitar el aumento de 1,5 grados. Si la temperatura global sube 2 grados Celsius, las consecuencias para el medio ambiente podrían ser críticas hasta el punto de que el daño ya no se pueda revertir. [TheBMJ vía Science Alert]