
Aunque pueda parecer más propio de una película que de la realidad, en la pequeña isla australiana Phillip, parte del grupo de islas Norfolk del Pacífico Sur, su población de ciempiés gigantes (Cormocephalus coynei) puede matar y comer hasta 3.700 polluelos de aves marinas cada año.
Sí, al parecer, esta criatura única endémica de la isla Phillip, capaz de crecer hasta casi 30 centímetros de largo y equipadas con un potente veneno que inyectan a través de “fórcipulas” en forma de pinza, tiene una dieta que consiste en una proporción inusualmente grande de animales vertebrados, incluidos polluelos de aves marinas.

Un nuevo estudio muestra que al cazar y consumir miles de petreles de alas negras (Pterodroma nigripennis) cada año, los ciempiés son los grandes depredadores en Phillip Island, y una parte vital de su ecosistema. Según los investigadores del estudio:
En cierto sentido, han ocupado el lugar (o nicho ecológico) de los mamíferos depredadores, que están ausentes en la isla.

Los expertos explican que su modus operandi consiste en esperar y emerger en la noche de sus guaridas para acechar a sus víctimas. Utilizando dos antenas sensibles, navegan por el suelo del bosque buscando víctimas, y como los petreles de alas negras construyen madrigueras en el suelo, sus polluelos son los principales objetivos.
De esta forma, los ciempiés atacan mientras los polluelos descansan, raspando la carne de la parte posterior del cuello de los pajaritos e inyectando el veneno mortal para luego devorarlos vivos cuando comienza la parálisis.
Al observar a los ciempiés mientras cazan y al analizar muestras de tejido tomadas de los propios ciempiés y los restos de sus víctimas, los investigadores estimaron que los ciempiés consumen aproximadamente de 2.109 a 3.724 polluelos de petreles cada año. También encontraron que se alimentaron de geckos, eslizones, grillos e incluso peces carroñeros.
Para lograr su trabajo, los investigadores pasaron más de 100 horas rastreando y observando a los ciempiés mientras cazaban por la noche. Después de introducir sus grabaciones en un modelo para predecir su dieta, el equipo encontró que un 48 por ciento de la ingesta de alimentos de los depredadores provenía de animales vertebrados, y aproximadamente el 8 por ciento provenía solo de polluelos de aves marinas.
Como explican, curiosamente este apetito voraz es vital para el ecosistema de la isla, ya que lleva nutrientes del mar (donde los petreles cazan para alimentarse) a la tierra, lo que hace que los ciempiés sean vitales para el crecimiento de la vegetación en la isla. Como resultado de ello la ecología de la isla se está recuperando y ahora está floreciendo. Según los investigadores:
Esto podría tener consecuencias importantes para comprender las estructuras tróficas en las islas y cómo se forman las comunidades de vertebrados, quizás especialmente en las islas, donde el gigantismo de artrópodos es común y los procesos evolutivos han permitido que los invertebrados ocupen nuevos nichos.
Gracias a los esfuerzos de conservación del Parque Nacional de Norfolk, el bosque de la isla ahora se está regenerando junto con especies endémicas como el propio ciempiés. [IFLScience, The Conversation]