Al observar a los ciempiés mientras cazan y al analizar muestras de tejido tomadas de los propios ciempiés y los restos de sus víctimas, los investigadores estimaron que los ciempiés consumen aproximadamente de 2.109 a 3.724 polluelos de petreles cada año. También encontraron que se alimentaron de geckos, eslizones, grillos e incluso peces carroñeros.

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Para lograr su trabajo, los investigadores pasaron más de 100 horas rastreando y observando a los ciempiés mientras cazaban por la noche. Después de introducir sus grabaciones en un modelo para predecir su dieta, el equipo encontró que un 48 por ciento de la ingesta de alimentos de los depredadores provenía de animales vertebrados, y aproximadamente el 8 por ciento provenía solo de polluelos de aves marinas.

Como explican, curiosamente este apetito voraz es vital para el ecosistema de la isla, ya que lleva nutrientes del mar (donde los petreles cazan para alimentarse) a la tierra, lo que hace que los ciempiés sean vitales para el crecimiento de la vegetación en la isla. Como resultado de ello la ecología de la isla se está recuperando y ahora está floreciendo. Según los investigadores:

Esto podría tener consecuencias importantes para comprender las estructuras tróficas en las islas y cómo se forman las comunidades de vertebrados, quizás especialmente en las islas, donde el gigantismo de artrópodos es común y los procesos evolutivos han permitido que los invertebrados ocupen nuevos nichos.

Gracias a los esfuerzos de conservación del Parque Nacional de Norfolk, el bosque de la isla ahora se está regenerando junto con especies endémicas como el propio ciempiés. [IFLScience, The Conversation]