
Pocas cosas dicen “capitalismo” con tanto énfasis como un carguero lleno de automóviles de lujo. La metáfora es aún más punzante si ese barco va a la deriva y es pasto de las llamas. Por desgracia, la imagen es completamente real y está teniendo lugar ahora mismo.
El Felicity Ace salió del puerto de Emden, en Alemania, el pasado 10 de febrero. Debía llegar a Rhode Island, en Estados Unidos, el 23 de este mes, pero no lo hará. Cuando pasaba cerca de la costa de las azores, un incendio cuyas causas aún se desconocen se desató en la bodega de carga, obligando a la tripulación a transmitir una señal de socorro.
Según Naftika Chronika, los tripulantes abandonaron el buque en botes salvavidas y fueron rescatados por el Resilient Warrior, un carguero con bandera griega que transitaba por las inmediaciones. De ahí fueron trasladados al puerto más cercano por un helicóptero de la marina portuguesa.
Fuentes de la Marina lusa confirmaron que los 22 miembros de la tripulación se encuentran a salvo a la espera de regresar a sus hogares. La carga, sin embargo, es otro tema. El Felicity Ace era uno de los cargueros regulares de Grupo Volkswagen, y en The Drive han confirmado que, en el momento del incendio, iba cargado con 4.000 vehículos nuevecitos. Entre ellos hay 189 Bentleys, un número no especificado de Audis y Porsches, y otros automóviles Volkswagen. En anteriores viajes, el barco ha transportado también Lamborghinis.
Grupo Volkswagen ha emitido un comunicado en el que reconoce el incidente y que trabaja con las autoridades locales para investigar la causa del incendio. A día de hoy se desconocen las causas que provocaron el fuego. Algunos especulan con que podrían haber sido las baterías de un auto eléctrico, pero no se sabe con certeza. Lo que parece cada vez más claro es que la carga no va a poder recuperarse y el barco probablemente tampoco. Es una noticia pésima para el medio ambiente y que tampoco ayuda a mejorar la ya maltrecha cadena de suministro afectada por la escasez de chips.