
La semana pasada Sony puso a la venta un nuevo modelo de su consola PlayStation 5 Digital Edition (la que no tiene lector de discos). La nueva versión dejó perplejo a más de uno y no es para menos. Externamente es casi indistinguible de la PS5 original y su packaging es también muy parecido. Para diferenciarla hay que ir a la nomenclatura del modelo. Se trata de la PS5 CFI-1102A (el modelo original es el CFI-1015B).
A primera vista, los que han podido tocar el nuevo modelo solo han encontrado dos diferencias: la primera es un tornillo para fijar la base que ahora puede fijarse apretando con la mano en lugar de usar destornillador. La segunda es que la nueva versión es 300 gramos más ligera. Espera, ¿qué?
Sí, la nueva PS5 es 300 gramos más ligera. El cambio de peso ha llamado la atención de muchos y alguien, en este caso el YouTuber Austin Evans, no ha tardado en comprar una unidad (de momento solo se vende en Australia y Japón) para analizarla.
La razón por la que pesa tantos gramos de menos es porque la nueva consola lleva un disipador mucho más pequeño y ligero. Una vez abierta la unidad y comparados ambos componentes la diferencia se aprecia rápidamente. Es casi la mitad del disipador original.
En su análisis, Evans asegura que “no hay ningún escenario en el que esto sea una mejora sobre la original”. De hecho, los test indican que, efectivamente, la nueva PS5 funciona a una temperatura mayor que oscila entre los 3 y los 5 grados Celsius. No parece una diferencia muy notable, pero muchos ya se preguntan como afectará este cambio a su vida útil o a los picos de rendimiento que aparezcan a medida que lo hagan los juegos más exigentes.
La razón por la que Sony ha hecho este cambio es precisamente la de ahorrar costes. Hace cosa de un mes, la compañía se vanagloriaba de haber logrado detener la venta a pérdida en la nueva consola. [Engadget]