
En el corazón del desierto vagan manadas de burros y caballos salvajes que descienden de los que fueron usados como fuerza de trabajo en tiempos lejanos. Aunque generalmente están considerados una amenaza para el entorno natural, estos animales tienen una habilidad sorprendente de la que se beneficia todo el ecosistema: excavan pozos de agua.
Conocidos como “ass holes” por el juego de palabras en inglés, los pozos fueron descubiertos en los desiertos de Norteamérica, donde burros y caballos salvajes son comunes. Estos pozos aumentan significativamente la disponibilidad de agua en los arroyos del desierto, especialmente en verano, cuando las temperaturas rozan los 50 ℃. Y en algunos lugares, son las únicas fuentes de agua, según explican los autores de la investigación en The Conversation.

Lo interesante es que los pozos no solo proporcionan agua para los burros y los caballos. Más de 57 especies de animales, incluyendo aves, herbívoros como el ciervo mulo y hasta los pumas, se benefician de estos pozos. Además, algunos pozos, una vez secos, se convierten en viveros para la germinación de árboles.
Aunque no fue motivo de su estudio, los investigadores creen que estos pozos benefician a la fauna y la flora de otras regiones desérticas de manera similar, por ejemplo en Australia, país que alberga gran parte de los burros y caballos salvajes del mundo. En Queensland se han observado brumbies (como se conoce localmente a los caballos salvajes) excavando pozos más profundos que su propia altura para alcanzar el agua subterránea.

Otros équidos, incluidas las cebras de montaña, las cebras de Grevy y el kulan turcomano, cavan pozos. Los elefantes africanos y asiáticos también cavan pozos, que proporcionan recursos para otras especies animales amenazados, como el argalí y el misterioso oso pardo del desierto de Gobi en Mongolia.
A pesar de los beneficios ecológicos que ofrecen en los desiertos, la megafauna sigue siendo objeto de caza debido a las preocupaciones de conservación de otros animales y a la industria cárnica. Con la expansión de los desiertos por el cambio climático, estos animales podrían ofrecer beneficios inesperados en tierras cada vez más secas, por lo que quizá debamos replantearnos cómo serán vistos y tratados en el futuro.