
El Mar Muerto, ese lago hipersalino aislado de las aguas oceánicas del Mar Mediterráneo, se está volviendo cada vez más salado a pesar de que ya lo es casi 10 veces más que el agua de mar. Y los científicos no han entendido hasta ahora los enigmáticos cristales de sal que se acaban formando.
Anteriormente, las aguas dulces del río Jordán alimentaban el Mar Muerto, pero en las últimas décadas se desviaron para otros fines en la región, como la agricultura, la minería y el agua potable. Por tanto, aquella agua dulce ya no entraba y el contenido de agua salada del Mar Muerto se evaporaba lentamente dejando a su paso los cristales de sal.
Estos cristales han confundido a los investigadores. Y es que después de que el agua dulce comenzó a desviarse, observaron que los cristales de sal se estaban precipitando fuera de la capa superior del agua, casi como si estuvieran nevando a través del agua y acumulándose en el fondo del lago.
El fenómeno se denomina digitación de sal, pero los científicos no entendieron cómo se estaba produciendo en el Mar Muerto, ya que no se sabe que tenga lugar en ningún otro cuerpo de agua hipersalina. Según el investigador Raphael Ouillon, de la Universidad de California en Santa Bárbara:
Inicialmente, forma estos pequeños dedos que son demasiado pequeños para observar ... pero rápidamente interactúan entre sí a medida que avanzan, y forman estructuras cada vez más grandes.
Ouillon y su equipo estudiaron en una nueva investigación este fenómeno donde aparentemente “nieva” en el Mar Muerto, descubriendo qué es lo que lo hace posible.
Cuando la luz del sol brilla sobre el Mar Muerto, la capa superior del lago se calienta más que las aguas más frías que se encuentran debajo, y el agua se evapora en esta superficie caliente, lo que significa que la capa superior del agua se convierte en la más salada.
En el año 2016, un grupo de investigadores propusieron una posible explicación a cómo los cristales de sal producidos por la evaporación comienzan su viaje hacia las profundidades del Mar Muerto. La nueva investigación parece dar por válida aquella hipótesis.
Para ello, Ouillon y su equipo simularon cómo podría ser posible, si las olas u otras fuentes de movimiento pudieran empujar pequeñas parcelas de agua tibia hacia abajo para mezclarse con el agua más fría. Cuando esto sucede, el agua calentada se enfría, lo que hace que descargue su contenido de sal. Ese contenido comienza su descenso en forma de nieve hasta el fondo del lago. Según los autores:
El resultado es un flujo fuerte y descendente de salinidad que conduce a la insaturación del epilimnio [capa superior], mientras que el hipolimnio [capa inferior y más fría] se sobresatura y precipita la halita.
“Sabemos que muchos lugares alrededor del mundo tienen depósitos gruesos de sal en la corteza terrestre, y estos depósitos pueden tener hasta un kilómetro de espesor, aunque no estamos seguros de cómo se generaron estos depósitos de sal a lo largo de la historia geológica”, zanjan los investigadores. [Science Alert]