En julio de este año, el artista Nickolay Lamm nos mostraba una serie de montajes fotográficos en los que podíamos ver cómo luciría el mundo real si las señales WiFi fueran vivibles al ojo humano. Aquellas suaves burbujas de colores palidecen en comparación a la fiesta psicodélica que supondría poder ver las ondas de las señales de telefonía móvil.
Para poder representar mejor cómo serían estas señales en el mundo real, Lamm ha colaborado esta vez con Danilo Erricolo y Fran Harackiewicz, Profesores de Ingeniería Eléctrica y computación en la Universidad de Illinois.
En esencia, las antenas de telefonía emiten en una matriz hexagonal en la que el área de cobertura de una antena concreta se empalma con la siguiente. Las diferentes frecuencias de comunicación (voz y datos) de cada antena se traducen en diferentes colores. En una imagen fija, cada haz aparece de un sólo color pero, si pudieramos verlo en la realidad, estos colores variarían continuamente a medida que se superponen unas frecuencias sobre otras.
El resultado de ese batiburrillo de colores son estos montajes que muestran zonas como Nueva York, con sus miles de antenas repetidoras en lo alto de cada edificio, o Hollywood y Chicago, con sus antenas únicas de larga distancia predominando sobre el resto. Toda una pista de baile. [Nickolay Lamm]