
Todos sabemos lo que pasa cuando por fin logran echar el anillo único en la ardiente caldera del monte del Destino, pero Kyle Hill ha querido comprobar hasta qué punto la ficción literaria es trasladable a la vida real, y para ello se ha desplazado, anillo en mano, hasta Siracusa.
La Universidad de Siracusa acoge desde hace años uno de los laboratorios sobre lava más fascinantes del mundo porque es uno de los pocos en los que se crea lava artificial. El Syracuse University Lava Project es, en esencia, un crisol enorme en el que funden diferentes tipos de roca volcánica (normalmente basáltica) y vierten la lava resultante para estudiar sus propiedades. A veces, el geólogo Jeff Karson que lidera el proyecto abandona por un momento sus estudios científicos para entregarse a pruebas más artísticas por pura curiosidad, como echar lava sobre hielo. En esta ocasión, Karson y Hill han vertido una colada de lava y después han echado sobre ella una reproducción del anillo único.
Por supuesto, no hay ninguna profecía que avale que el aro vaya a ser destruido para total indignación de Sauron. De hecho, el anillo es una recreación moderna confeccionada en titanio y chapada en oro. Kyle Hill no esperaba encontrar ni rastro del anillo cuando se puso a rebuscar entre los fragmentos de lava endurecida. Para sorpresa (o no) del divulgador, el anillo apareció, chamuscado y ennegrecido, pero intacto. Hay un detalle que Kyle Hill sí menciona, y es que la temperatura de la lava en el laboratorio es de alrededor de 1.500 grados Celsius. Sin embargo, hay otro detalle que no menciona, y es que la temperatura de fusión del titanio es de 1.668 grados Celsius. El vídeo, como suele pasar en estos casos, tiene truco, pero también nos sirve para aprender un par de cosas sobre fusión de metales.
Incluso aunque el anillo fuera de un metal más menos resistente, cabe la posibilidad de que tampoco se funda. La explicación a su supervivencia tiene más que ver con la ciencia que con la magia de Mordor. La superficie del anillo está mucho más fría que la de la lava, y eso hace que esta se enfríe y se endurezca alrededor de la pieza de joyería, creando un efectivo escudo térmico que impide que el resto de la lava haga su trabajo y funda el metal. El resultado es que el anillo, contra todo pronóstico, sobrevive. Quizá alguien debería pasarse por el monte del destino para comprobar que cierto Maia no haya vuelto a las andadas.