
El Rover Curiosity ha estado recogiendo muestras en las rocas arcillosas del fondo del cráter Gale, donde en algún momento hubo un lago de agua líquida. El lugar parecía ideal para hallar restos de vida fósil, pero los investigadores no han encontrado ningún rastro. La buena noticia es que ahora creen saber por qué.
A priori, los sedimentos del cráter Gale parecían un buen lugar en el que hallar vida. La arcilla es un signo inequívoco de que la roca ha entrado en contacto con agua en algún momento, y además es un excelente material para conservar fósiles biológicos. Sin embargo, al analizar dos muestras separadas entre sí 400 metros, los investigadores solo hallaron la mitad de los minerales arcillosos que esperaban. En su lugar, las muestras estaban saturadas de diferentes óxidos de hierro, el mismo material que da a la superficie marciana su característico color rojizo. Era como si la roca que forma el suelo hubiese pasado por un proceso de lavado que hubiera borrado todo rastro fósil.
Los investigadores del Centro Ames de la NASA y la Universidad de California creen que el responsable de este lavado es la salmuera. En algún momento, el agua saturada de sal penetró en las capas de sedimento en un proceso conocido como diagénesis que degradó y destruyó cualquier rastro microscópico de vida, alterando la composición y la morfología de la propia roca.
“Pensábamos que las capas de sedimento en el fondo de lo que una vez fue un lago en el cráter Gale preservarían sus restos durante miles de millones de años”, explcia Tom Bristow, principal autor del estudio. “En lugar de eso, las salmueras han roto los minerales. Esencialmente han reseteado el registro geológico.”
Lejos de ser un contratiempo, el hallazgo del Curiosity es muy esperanzador, porque el rover ya no está trabajando solo sobre la superficie de Marte. El Rover Perseverance también está recogiendo muestras con la intención de que otra misión pueda devolverlas a la Tierra para su análisis. Gracias a este trabajo conjunto ahora los investigadores pueden comparar los análisis químicos de ambos rover para determinar aún mejor los lugares que pueden contener evidencias de vida microscópica fósil.
“Hemos aprendido algo muy importante”, puntualiza Ashwin Vasavada, co-autor del estudio. “Ahora sabemos que hay partes del suelo marciano que no son tan buenas a la hora de hallar posibles rastros de vida. La buena noticia es que ahora sabemos distinguirlas.” [Science vía Science Alert]