
La Sonda Parker no solo está recogiendo valiosísimos datos sobre mecánicas solares. Además está batiendo no pocos récords en el proceso. Recientemente se convirtió en el objeto de fabricación humana que más se ha acercado al Sol (10,4 millones de kilómetros). Además es también el más rápido.
De hecho ya era el más rápido. En febrero de 2020, la sonda de la NASA superó los 393.000 kilómetros por hora. Ahora ha pulverizado su propio récord y el de cualquier otro ingenio humano al superar los 532.000 kilómetros por hora en una de sus pasadas alrededor de nuestra estrella.
Si todo va bien, no será el último récord que nos regale esta sonda. La nave de 685 kilos de peso y dos metros de diámetro está equipada con un escudo térmico frontal de 4,5cm de grosor fabricado en compuestos de carbono y capaz de aguantar alrededor de 1.370 grados.
La Parker lo va a necesitar, porque aún no ha alcanzado el punto culminante de su misión. La sonda está estudiando la estructura y función de los campos magnéticos solares, así como los mecanismos de la corona solar que aceleran las partículas que forman el viento solar. Para ello realiza repetidas pasadas por Venus en los que se conoce como trayectorias de asistencia gravitatoria. En cada pasada por Venus la gravedad del planeta impulsa a la sonda a velocidades cada vez mayores como si fuera una gigantesca honda. La sonda también aprovecha esas pasadas para estudiar la atmósfera de Venus, tomar algunas fotos espectaculares y recabar datos como la auténtica duración de un día en Venus o las señales de radio naturales que emite.
En cada una de estas pasadas la sonda Parker acelera cada vez más y se acerca progresivamente al Sol. Se calcula que alcanzará su órbita más próxima a la estrella en 2025. Para esa fecha estará moviéndose a 690.000 kilómetros por hora. Parece mucho, pero es solo un 0,064% de la velocidad de la luz. [IFL Science]