
Un diminuto fragmento de cerámica de hace alrededor de 3.450 años podría convertirse en una especie de piedra Rosetta de la tipografía. Los caracteres que tiene dibujados sobre su superficie son el eslabón perdido que conecta los jeroglíficos egipcios con los alfabetos griego y romano.
La pieza no está escrita en ningún lenguaje desconocido. Se trata de una versión arcaica del hebreo. Lo inédito son los caracteres usados para representar las letras, que son un punto medio entre los jeroglíficos y las letras de los alfabetos usados por culturas del Mediterráneo como la griega y la romana.
Las dos únicas palabras del fragmento muestran las letras ayin, bet y dalet, mientras que la segunda tiene las letras nun, pe y tav, todas ellas del alfabeto hebreo actual, aunque sus símbolos sean diferentes en la actualidad. El artista que las dibujó empleó símbolos jeroglíficos asociados a cada letra. La letra ayin, por ejemplo, es como un ojo estilizado.


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El hallazgo es importante porque los primeros alfabetos aparecieron en Egipto hace alrededor de 3.900 años, pero no se han encontrado muestras más recientes hasta hace 3.300 años, cuando el uso del alfabeto explotó en el mediterráneo. La pieza de cerámica tiene una antigüedad de alrededor de 3.450 y su localización, en el yacimiento israelí de Tel Lachisch, sirve de puente para el estudio de la evolución del alfabeto.
Se cree que la pieza pertenece a los Hiksos, una cultura que gobernó el norte de Egipto hasta el año 1.550 antes de Cristo y que presumiblemente fue la responsable de enseñar el uso de caracteres del alfabeto en esa zona. En cuanto al significado del texto no hay mucho que decir. Los investigadores creen que una de las palabras significa “esclavo”, pero ese detalle no tiene ningún sentido histórico porque hay muchas palabras compuestas que usan esa partícula. Quizá en el futuro aparezcan más fragmentos que arrojen más luz sobre el misterio. [Universidad de Cambridge]