Carmat no ha surgido de la noche a la mañana. Este dispositivo ha estado en desarrollo durante 27 años y no ha sido hasta finales de 2020 cuando Carmat ha conseguido la aprobación de la regulación europea (ya sabes, la marca “CE” que viene en muchos de tus productos), un requisito necesario antes de poder comercializar o utilizar tecnologías médicas experimentales. Como era de esperar, las acciones de Carmat subieron un 34% y la valoración de la empresa creció hasta alcanzar 496 millones de dólares después de que se hiciese público que Carmat había conseguido la aprobación CE, un proceso que le llevó 10 años. El año pasado, la compañía anunció que había logrado un hito importante: uno de sus pacientes ya había superado la barrera de los dos años de vida con su bioprótesis.

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El desarrollo de las tecnologías de la salud suele ser un proceso especialmente lento, lo cuál es bueno, ya que un fallo en un elemento así puede tener consecuencias fatales. Las historias sobre dispositivos médicos conceptuales a menudo acaparan todos los titulares, pero luego muchos de ellos no llegan al mercado. Por eso, el hecho de que Carmat haya llegado hasta aquí, resulta bastante emocionante.