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Estos fascinantes peces macho incuban huevos fertilizados por otros en sus bocas

Algunas especies pueden pasar sin encontrar comida semanas, y por ello, pueden llegar a mantener los huevos de forma segura en la boca

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Imagen para el artículo titulado Estos fascinantes peces macho incuban huevos fertilizados por otros en sus bocas
Imagen: Alison J. King

La naturaleza siempre tiene un as en la manga para sorprendernos, y el caso que nos ocupa es uno de ellos. Investigadores de la Universidad Charles Darwin decidieron explorar el proceso de incubación bucal en dos peces del norte de Australia. Los resultados resultaron totalmente inesperados.

Tanto, que su trabajo ha acabado publicado en Biology Letters. Los investigadores cuentan que algunas especies pueden pasar sin encontrar comida semanas, y que por ello, pueden llegar a mantener los huevos de forma segura en la boca.

Sin embargo, y aquí viene lo más fascinante de todo. Muchos padres macho lo hacen cuando ni siquiera son los padres biológicos de los huevos que están preservando tanto. ¿Por qué?

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Este proceso donde un padre mantiene los huevos en un lugar al que los depredadores no pueden acceder se ha denominado por la ciencia como “incubación bucal”. Y es en este punto donde aparece el nuevo trabajo publicado.

La primera autora del mismo, la estudiante de doctorado Janine Abecia, contaba estos días que como la mayoría de los peces que incuban en la boca, son los machos de Neoarius graeffei y Glossamia los encargados de proteger los huevos:

Parece ser una forma en que los machos pueden impresionar a las hembras, ganando más oportunidades de aparearse.

Estas dos familias de peces viven en ríos extremadamente fangosos, lo que dificulta el estudio de su comportamiento. De hecho, las pocas observaciones que se han hecho provienen de acuarios, un problema, ya que pueden no reflejar sus acciones en la naturaleza. Sea como fuere, los coautores evaluaron a cientos de miembros de cada especie para verificar si los huevos que se cuidan son en realidad la descendencia de la criadora.

Los resultados de N.graeffei mostraron que mientras los padres monógamos cuidaban de sus crías. G. aprion, los N.graeffei a menudo cuidaban a los jóvenes de otro padre. Dado que se necesitan de 4 a 5 semanas para que eclosionen los huevos de la boca, es un gran sacrificio por el bien de la especie. Incluso en algunos casos, los machos estaban amamantando huevos con una mezcla de padres, incluidos los suyos y otro macho, otros estaban protegiendo huevos enteramente fertilizados por otro. Por último, hubo casos en los que el macho llevaba huevos que había fertilizado, pero que provenían de más de una hembra.

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Según contó Abecia a IFLScience:

Se desconoce la base evolutiva de esto, y no se revisó para ver si los huevos pertenecían a un hermano, lo que podría sugerir una estrategia de crianza colectiva. El macho comienza a tomar [la masa de huevos] en su cavidad bucal cuando está a mitad de camino de la hembra. Esto no parece dejar mucho tiempo para la fertilización, particularmente por parte de otro macho, y no sabemos cuándo ocurre la fertilización.

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Un misterio de la ciencia no resuelto que incluso llega a tener escenas aún más surrealistas, “las hembras también producen algunos “huevos ficticios”, incapaces de desarrollarse, que le dan al macho como recompensa, preparándolo para el largo y rápido futuro”, zanja Alecia. [Biology Letters vía IFLScience]