
Este reportaje del Chicago Tribune sobre la radiación de los teléfonos celulares suena alarmante: nos descubre que los smartphones más populares emiten niveles de radiación más altos de lo permitido. Pero, aunque definitivamente vale la pena seguir investigando algunos de los hallazgos, no hay razón para asustarse de los riesgos para la salud, por ahora.
Según su reportaje exhaustivo, el Chicago Tribune probó 11 smartphones recientes de varias marcas populares y midió a cuánta radiación de radiofrecuencia exponían a los usuarios a diferentes distancias. Los teléfonos, entre los que se incluyen cuatro modelos de iPhone, se enviaron a un laboratorio acreditado donde se realizaron las pruebas siguiendo las pautas establecidas por la Comisión Federal de Comunicaciones. Esto implica encender los teléfonos a plena potencia y colocarlos junto a un líquido que imita el tejido humano.
En general, el laboratorio descubrió que casi todos los teléfonos excedían el límite máximo de exposición establecido por la FCC a varias distancias. Esto era más evidente cuando los teléfonos estaban a solo 2 milímetros de distancia, una distancia que los fabricantes no están obligados a probar, pero que refleja su uso en el mundo real, como tener el teléfono en el bolsillo. Cuando el Tribune contactó con Apple, la compañía dijo que las pruebas se realizaron incorrectamente. Pero incluso cuando el laboratorio siguió las instrucciones de Apple alertando a los sensores del teléfono de que estaban cerca de la piel humana para que apaguen la alimentación, los iPhones siguieron superando el límite a 2 milímetros.
Los hallazgos fueron suficientes para convencer a la FCC de hacer su propia serie de pruebas en los próximos meses.
“Nos tomamos en serio cualquier reclamo sobre el incumplimiento de los estándares de exposición a la radiofrecuencia y vamos a obtener y probar los teléfonos en cuestión para comprobar que cumplen con la normativa de la FCC”, dijo el portavoz de la agencia, Neil Grace, al Tribune.
La investigación del Tribune parece estar bien hecha y reportada de forma no alarmista, e ilustra que el panorama de la exposición a la radiación de los teléfonos celulares ha cambiado en los últimos años.
Algunas compañías, como Samsung, solo prueban sus teléfonos a distancias de 10 a 15 milímetros de la piel, una distancia legalmente permitida, pero que se remonta a los días en los que la gente mantenía sus teléfonos en un clip en el cinturón (Apple y las demás compañías incluidas en el reportaje prueban sus teléfonos a 5 milímetros de distancia). El advenimiento de la tecnología 5G, que puede usar bandas de frecuencia con una mayor energía electromagnética, también ha estimulado los llamamientos a la FCC para que reevalúe los riesgos potenciales para la salud de los teléfonos actuales.
Sin embargo, a principios de agosto, la FCC anunció que había revisado las pruebas y descubrió que los límites de seguridad actuales para la exposición a la radiación de teléfonos celulares estaban bien y no era necesario cambiarlos. La Administración de Alimentos y Medicamentos, que se ha coordinado con la FCC para monitorizar la seguridad de los teléfonos, estuvo de acuerdo con la decisión.
“[La] evidencia científica disponible hasta la fecha no respalda los efectos adversos para la salud en los humanos debido a la exposición en los límites actuales o por debajo de ellos”, escribió entonces Jeffrey Shuren, director del Centro de Dispositivos y Salud Radiológica de la FDA.
Sin embargo, los informes del Tribune sugerirían que los teléfonos modernos no siempre cumplen estos límites, lo cual es definitivamente preocupante. Pero como admite incluso el propio medio, no hay una indicación clara de si estos resultados significan algo para la salud humana. Y la evidencia general, valores atípicos aparte, todavía no apunta a ningún riesgo concluyente para la salud.
Un punto importante, al que alude el Tribune, es la falta de un mecanismo plausible de daño. La radiación de los teléfonos celulares no es del mismo tipo que la que proviene del Sol o de los rayos X, que se llama radiación ionizante. Se sabe que estos tipos de energía dañan las células vivas de manera predecible, causando mutaciones dañinas y, finalmente, un mayor riesgo de cáncer. Pero no se ha demostrado el mismo tipo de conexión dañina entre humanos y la radiación de radiofrecuencia no ionizante que proviene de los teléfonos celulares.
Eso no significa que ese vínculo no sea posible, especialmente entre poblaciones específicas como las mujeres embarazadas. Les tomó décadas a los médicos demostrar de manera concluyente cómo cosas como los cigarrillos realmente dañan el cuerpo humano. Pero sin más investigación, realmente no hay motivos para preocuparse en este momento.
Y si lo que quieres es usar menos tu teléfono, hay muchas otras razones relacionadas con la salud a las que puedes aferrarte.