
Algunas partes de España están experimentando este verano la peor sequía que ha visto el país en 1200 años, mientras que el calor extremo se extiende también por gran parte de Europa.
La gravedad de esta sequía se puede atribuir en parte al cambio climático, según compartía un estudio de julio publicado en Nature Geoscience, que explicaba que debido a un aumento en los sistemas de alta presión en invierno se creaban las condiciones ideales para un verano seco. Este clima seco está afectando seriamente el suministro de agua del país: los niveles de los embalses en agosto estaban solo al 36% de su capacidad, como explicaba el gobierno hace un mes, muy por debajo del promedio de la última década que estaba en torno al 60%.
Estas fotos ayudan a entender la cara que tiene la sequía en España en estos momentos, y las implicaciones para sectores clave como el del aceite de oliva.
El aceite de oliva en peligro

La falta de agua está pasando factura a uno de los productos más icónicos del país. España es el mayor productor mundial de aceite de oliva: produjo más de 3,8 millones de litros de aceite de oliva en 2019, superando cómodamente al segundo clasificado, Grecia, que produjo un poco más de 1,2 millones de litros ese mismo año.
Pero la BBC informó que la cosecha española ya es un tercio menos productiva de lo habitual, y los analistas confirmaron a la CNN que la recolección de la aceituna, que comienza en octubre, podría sufrir pérdidas de entre un 33% y un 38%.
‘Demasiado seco’ para las aceitunas

“La sequía es demasiado significativa. Simplemente está todo demasiado seco”, explicaba a la CNN el analista Kyle Holland. “Algunos árboles están produciendo muy pocos frutos, y otros no están produciendo nada en absoluto. Esto solo sucede cuando los niveles de humedad del suelo son críticamente bajos”.
La agricultura española está sedienta

El riego de cultivos como el olivo, la fresa y el aguacate consume alrededor del 80% de los recursos hídricos de España. La sequía está obligando al país a repensar su enorme asignación de agua y su dependencia del riego para la agricultura.
“No podemos ser la huerta de Europa” mientras “haya escasez de agua para los habitantes”, dijo a AFP Julia Martínez, bióloga y directora de la Fundación Nueva Cultura del Agua.
El calor castiga

El calor extremo ha sido especialmente duro para el cultivo del olivo. El calor comenzó a aumentar en España en mayo, cuando las temperaturas se dispararon muy por encima de la media durante la primera ola de calor de la temporada, cerca de final de mes. Mayo es un momento crucial para el crecimiento del olivo: las flores comienzan a florecer en mayo, y el intenso calor afectó el resto de la temporada de crecimiento.
Incendios y olas de calor mortales

Julio fue el mes más caluroso de España en más de 60 años. Los incendios forestales también azotaron varias provincias este verano, quemando más de 193.268 hectáreas solo en los primeros siete meses del año. Eso es aproximadamente el doble del tamaño de Singapur y hace que 2022 sea el peor año de incendios forestales de la última década (a falta de varios meses para que termine el año). Las autoridades dicen que más de 500 personas murieron en todo el país durante la ola de calor que cayó sobre España en julio y durante la que se vivieron temperaturas de hasta 45 grados.
El nivel del agua se encuentra por los suelos

En Axarquía, una región de la provincia de Málaga, los bajos niveles de agua de los embalses locales y la falta de lluvia pueden hacer que para el mes de octubre ya no quede agua disponible para el riego, como informó el diario Sur. El embalse de La Viñuela, el mayor embalse de la región, atiende a 180.000 personas de 14 municipios; el embalse se encontraba a solo el 13% de su capacidad en agosto. Algunos agricultores han tenido que recurrir al agua reciclada de la planta de aguas residuales local para usarla en sus cultivos.
Yacimientos arqueológicos expuestos

Durante este verano, los bajos niveles del agua han expuesto secretos que habían permanecido sumergidos, desde cuerpos hasta barcos hundidos , y España no es una excepción. Docenas de edificios y yacimientos históricos han aparecido en embalses y ríos, incluidos iglesias, campamentos romanos e incluso pueblos enteros.
ada