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Las máquinas que hacen los McFlurry se estropean tanto que el gobierno de Estados Unidos ha empezado a investigar

Aparentemente, reparar las máquinas que hacen estos helados es una auténtica pesadilla

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Imagen para el artículo titulado Las máquinas que hacen los McFlurry se estropean tanto que el gobierno de Estados Unidos ha empezado a investigar
Foto: JOHN THYS / Contributor (Getty Images)

Máquinas para hacer helados en plan a chorro. Seguro que a su inventor esto le sonaba de maravilla, pero la realidad siempre tiene otros planes. En el caso de las máquinas de helados McFlurry de McDonalds, ese plan es estropearse cada dos por tres. La cosa ha llegado a un extremo tan absurdo que la FTC se ha interesado por el asunto.

De momento no se trata de una investigación oficial, lo que significa que la Comisión Federal de Comercio no ha encontrado (aún) indicios de delito contra los consumidores. Lo que han hecho es remitir una carta a los franquiciados de McDonalds para interesarse por su experiencia con las populares máquinas de helado.

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¿Qué ha motivado que la FTC se interese de repente por las máquinas de McFlurry? El asunto es más complicado de lo que parece e implica a la mismísima Casa Blanca. En julio de este año, el presidente Joe Biden emitió una orden ejecutiva ordenando investigar posibles restricciones o limitaciones ilegales a la reparabilidad de dispositivos en un amplio abanico de sectores. El tema de fondo es el derecho a reparar nuestros propios electrodomésticos y máquinas sin tener que depender de un único servicio técnico autorizado.

Y resulta que eso es lo que sucede con las máquinas de McFlurry, que son fabricadas en exclusiva por una compañía llamada Taylor, que a su vez es la única que ofrece servicio técnico para repararlas. Eso se traduce en largos tiempos de espera cuando una de ellas se avería, algo que la pandemia no ha hecho sino empeorar.

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Para rematar, las máquinas que hacen estos helados tienen fama de ser una pesadilla de reparar. No es solo que sus componentes deban soportar temperaturas extremadamente bajas (para conservar el helado) y extremadamente altas (para los ciclos de limpieza). Es que además son famosas por estar programadas de una manera extremadamente confusa. Saber por qué se ha estropeado una máquina concreta es un proceso tan complejo que una compañía llamada Kytch ha desarrollado un dispositivo específico para que los propietarios de un McDonalds puedan chequear el estado de la máquina por sí mismos.

Aparentemente la idea de Kytch ha gustado mucho a Taylor. Ha gustado tanto que ahora uno de los fundadores de Kytch, Jeremy O’Sullivan, ha acusado a Taylor de haberles robado la idea y ha interpuesto una demanda por vulneración de propiedad intelectual y por infringir el derecho a la reparabilidad. Es esta demanda la que ha llamado la atención de la FTC. De momento solo está recabando información, pero no nos extrañaría que esto termine en una investigación seria contra Taylor. El McFlurry debe fluir. [WSJ]