
Un “agujero de gravedad” en el océano Índico desconcierta a los científicos desde hace décadas. Ahora, una pareja de geofísicos del Instituto Indio de Ciencias cree haber resuelto el misterio.
Conocida como el Bajo Geoidal del Océano Índico (IOGL), se trata de la anomalía gravitatoria más grande del planeta, un lugar de más de 3 millones de kilómetros cuadrados donde la atracción de la gravedad de la Tierra es más débil, la masa terrestre es más baja y el nivel del mar desciende 100 metros.
Desde su descubrimiento en 1948, los científicos han debatido cuál podría ser la causa de esta notable anomalía. Un nuevo estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters asegura que el “agujero” se formó a partir de columnas de magma provenientes de las profundidades del planeta.
Los científicos volcaron modelos tomográficos en una supercomputadora para simular cómo pudo formarse la zona. Realizaron 19 simulaciones que abarcaban 140 millones de años, desde el Cretácico hasta la actualidad, recreando el desplazamiento de las placas tectónicas y el comportamiento del magma dentro del manto, la capa de la Tierra que se encuentra entre el núcleo y la corteza. En seis de los 19 escenarios se formó un bajo geoide similar al del océano Índico.
El factor distintivo en los seis modelos fue la presencia de columnas o plumas de magma alrededor de la zona. Las plumas se originaron a partir de la desaparición de un antiguo océano a medida que la masa terrestre de la India se desplazaba y colisionaba con Asia hace millones de años.
El bajo geoide se formó hace unos 20 millones de años. Es difícil predecir si alguna vez desaparecerá o se desplazará, pero los científicos creen que los movimientos de las placas tectónicas podrían hacerlo desaparecer en otros cientos de millones de años.
El hallazgo es un recordatorio de que la Tierra es un planeta dinámico en constante cambio. El movimiento de las placas tectónicas, el flujo del manto y otros procesos geofísicos están constantemente moldeando la superficie del planeta. Los resultados del estudio pueden ayudar a los científicos a comprender mejor los terremotos y otros fenómenos geofísicos.