
Hace tanto calor que los servidores que sostienen nuestros servicios en nube están fallando y hasta hay aeropuertos que tienen que cerrar pistas de aterrizaje porque el asfalto no es seguro. No es de extrañar que jugar a la consola sea deporte de riesgo si se nos ocurre hacerlo a pleno Sol.
No hablamos de riesgo solo para nuestro organismo, sino para la consola en sí. Tanto Nintendo como Valve han especificado desde hace tiempo que sus consolas (la Switch y la nueva Steam Deck) están pensadas para operar e menos de 35 grados Celsius de temperatura ambiente.
En un reciente tuit, Nintendo ha recordado que si la unidad central de procesamiento se calienta en exceso podría entrar automáticamente en reposo para evitar daños. La compañía ha recomendado jugar con la consola en entornos que no acumulen calor y mantener las rejillas de ventilación limpias de polvo y libres de obstáculos.
En cuanto a Valve, la compañía ha sido aún más explícita en su explicación de lo que pasa cuando la Steam Deck se calienta. En su cuenta de Twitter, Valve ha recordado que el procesador interno de la Steam Deck comienza a reducir el rendimiento cuando alcanza los 100 grados Celsius (algo que puede pasar rápidamente si fuera de la consola hace demasiado calor. Si el chip alcanza los 105 grados la consola se apaga automáticamente y busca maneras alternativas de enfriarse como limitar la velocidad de carga de las baterías, las velocidades de descarga, o el rendimiento de los SSD. [vía Ars Technica]