
Hay que tener cuidado con los peces de acuario. Si los dejas sin vigilancia lo mismo se comen entre ellos que te hackean la Switch, te cambian el nombre, se gastan tu dinero en nuevos avatares y revelan tus datos bancarios. El youtuber japonés Mutekimaru ha aprendido esta valiosa lección por las malas.
Mutekimaru tiene un canal en YouTube donde pone a sus peces a jugar diferentes juegos de la franquicia Pokémon. Para ello ha diseñado un complejo sistema en el que varios sensores en el exterior del tanque registran las idas y venidas de los peces y las convierten en pulsaciones del mando.
El caso es que un fallo sin determinar en su último streaming hizo que la Nintendo Switch saliera del juego que uno de los peces estaba jugando (Pokémon Escarlata) y accediera al menú general de la consola. Una vez allí, el rencoroso animal procedió a sembrar el caos, gastándose el dinero de su propietario en un nuevo avatar y descargándose un emulador de juegos de Nintendo 64 en la eShop de la consola. También cambió el nombre de usuario de la consola (Mutekimaru) por ROWAWAWAWA y solicitó a Paypal un email de confirmación. Finalmente, aprovechó que estaba en directo para revelar al mundo datos bancarios de Mutekimaru.
En un colofón digno de película de robos sofisticados, el pez apagó la Switch para cubrir las huellas de su crimen antes de que llegara su dueño. Mutekimaru descubrió las andanzas delictivas de la mascota por los comentarios en YouTube y cuenta los detalles del incidente en su cuenta de Twitter. Por fortuna, y tras una explicación que tuvo que ser complicada, Nintendo devolvió los cuatro dólares invertidos por el animal.
No se vosotros, pero yo veo un claro modus operandi en este feo asunto. El pez claramente estaba intentando suplantar la identidad de Mutekimaru con algún fin oscuro, aunque dudo que fuera robarle la novia. Como poco, está claro que el animal está harto de jugar Pokémon y no siente mucha simpatía por su dueño, ni por su avatar o por su nombre. Es inevitable enlazar este caso con otros escalofriantes incidentes de rebelión animal como el del oso que robó un todoterreno, lo estrelló contra un buzón, destrozó el interior y se cagó en el asiento. Ahí no hay simple casualidad. Ahí hay un animal muy cabreado que busca vendetta, o incluso farfalla vendetta. No está claro lo que quieren. Lo que sí está claro es que nos lo merecemos. [vía UPI]