La idea de un avión dejando caer miles y miles de litros de combustible en pleno vuelo parece sacada de una película de terror, pero lo cierto es que es una maniobra perfectamente calculada, pero rara. Este interesante vídeo de Tech Insider repasa las razones por las que a veces los pilotos toman esta decisión.
Derramar a propósito el combustible del avión es una maniobra conocida como Fuel Jettison, y forma parte del procedimiento de emergencia cuando el piloto necesita llevar a cabo un aterrizaje súbito. Esto no aplica en todos los aterrizajes de emergencia, sino solo en los que son realmente urgentes, como puede suceder si de repente un pasajero tiene un problema médico grave y puede morir si no recibe atención médica inmediata.
En el fondo todo es una cuestión de soltar lastre. Un avión comercial medio puede llevar en torno a 18.000 litros de combustible y esa es una carga que pesa toneladas. Ese peso extra hace que el momento de tocar tierra sea mucho más violento e incrementa mucho el riesgo de accidentes durante un aterrizaje de emergencia. Normalmente, y si hay tiempo suficiente, el piloto prefiere realizar lo que se conoce como vuelo sucio, incrementando la resistencia aerodinámica de la nave y volando en círculos para quemar el combustible. Sin embargo, hay emergencias en las que no hay tiempo apremia y hay que deshacerse del peso extra lo más rápido posible.
El derrame de combustible se efectúa desde unas válvulas que desvían el combustible hacia la punta de las alas donde se pulveriza en la atmódfera. La Administración Federal de Aviación tiene sus propias normas al respecto. No puede hacerse a menos de 600 metros de altura, ni a menos de ocho kilómetros de otro avión. Tampoco está permitido derramar el combustible sobre zonas habitadas o masas de agua, aunque si el aterrizaje es extremadamente urgente esa norma se puede pasar por alto.
Aunque derramar hidrocarburos altamente concentrados e inflamables como el keroseno o la nafta es cualquier cosa menos sano (la lista de efectos sobre la salud humana por inhalación es larga e incluye dolor de cabeza, mareo, fatiga, debilidad muscular, somnolencia y en casos extremos, pérdida del conocimiento o incluso la muerte), la maniobra es tan rara que no está entre las principales preocupaciones de agencias ambientales. [Tech Insider]