
Cuando la sonda Cassini visitó Encelado, la helada luna de Saturno, hizo un descubrimiento fascinante: la luna tenía todos los ingredientes necesarios para la existencia de vida. Pero sus descubrimientos no terminaron ahí. Mientras recogía muestras de las plumas de vapor de agua que emergen de la superficie de Encélado, también encontró grandes cantidades de metano, un componente que, como apunta una nueva investigación, podría estar relacionado con la existencia de vida microbiana en esta lejana luna.
Cuando la sonda captó estas elevadas cantidades de metano en las plumas de Encélado, los científicos creyeron que podría deberse a la actividad hidrotermal de la luna. Sin embargo, un grupo de astrónomos de la Universidad de Arizona y de la PSL Research University de París ha determinado que esto no parece posible. Así que, si los procesos geoquímicos no son son los responsables de estas cantidades inusuales de metano, ¿cuál es entonces la explicación? Los investigadores creen que una de las respuestas podría estar en un proceso biológico.
“Queríamos saber: ¿Podrían los microbios similares a la Tierra que ‘comen’ dihidrógeno y producen metano explicar la cantidad sorprendentemente grande de metano detectada por Cassini?” explicaba el biólogo de la Universidad de Arizona Regis Ferriere, coautor del nuevo estudio. “La búsqueda de esos microbios, conocidos como metanógenos, en el lecho marino de Encelado requeriría misiones de inmersión profunda extremadamente complejas que no se podrían realizar hasta dentro de varias décadas”.

Ante la imposibilidad de viajar a Encélado para realizar estas difíciles mediciones in situ, los investigadores decidieron crear un modelo matemático que incluyese todos los procesos capaces de generar una cantidad de metano semejante en la Tierra. Después de analizar los datos, los investigadores dieron con dos posibilidades: la primera, la existencia de elementos microbianos que participasen de la actividad hidrotermal de Encélado y, la segunda, la existencia de un proceso hidrotermal completamente desconocido.
“Obviamente, no estamos concluyendo que exista vida en el océano de Encelado”, dijo Ferriere. “Más bien, queríamos entender cómo de probable sería que las fuentes hidrotermales de Encelado pudieran ser habitables para microorganismos similares a los que hay en la Tierra. Y basándonos en los datos de Cassini, nuestros modelos demuestran que es muy probable.
Actualmente no se esperan nuevas misiones con dirección a Encélado, aunque sí que hay otras planeadas hacia otros rincones helados de nuestro Sistema Solar, como la misión JUICE de la ESA, que nos permitirán entender más cosas sobre los particulares procesos geológicos y químicos que podrían tener lugar en este tipo de cuerpos celestes. [Vía: ScienceAlert]