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Una nueva técnica que interpreta los cambios de presión en el océano puede haber localizado por fin el vuelo MH370

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En marzo de 2014, el vuelo MH370 de Malaysian Airlines desapareció con 240 personas a bordo, convirtiéndose en uno de los mayores misterios de la década. Ahora, un equipo de investigadores ha desarrollado una nueva técnica de detección y cree haber hallado la zona en la que el MH370 se hundió en el mar.

La técnica interpreta lo que se conoce como ondas de gravedad acústica y es sorprendentemente precisa. Cuando un objeto choca con el agua, o se mueve en su interior, genera bruscos cambios en la presión del líquido. Es como las ondas que se generan en la superficie de un estanque cuando arrojamos una piedra en él, pero bajo el agua. La diferencia con las ondas que vemos desde la orilla es que, para cuando la superficie del agua ya se ha calmado, las ondas de presión que viajan a más profundidad siguen moviéndose. En el caso del océano, estas ondas recorren miles y miles de kilómetros.

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Las ondas de presión se pueden registrar mediante hidrófonos (micrófonos que funcionan bajo el agua) como si se tratara de ondas de sonido. Cada frecuencia se mueve a diferente velocidad, así que es posible usar algoritmos para seguir la pista a estas ondas y delimitar su origen a medida que rebotan en el fondo y se mueven de una orilla a otra.

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El método ha probado ser muy preciso. Sus creadores lo han usado para delimitar el epicentro de dos seísmos en el fondo oceánico cuyo origen ya se conocía gracias a los sismógrafos. El rastreo por ondas de gravedad acústica logró localizar los epicentros con una precisión de apenas 100 kilómetros.

Pero, ¿cómo una técnica desarrollada hoy podría localizar el impacto de un avión hace más de tres años? Resulta que la respuesta a esa pregunta es mucho más sencilla de lo que parece. La Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCE o CTBTO por sus siglas en inglés) lleva décadas monitorizando los océanos mediante hidrófonos para registrar pruebas nucleares no autorizadas en el océano o cerca de él. Tan solo había que analizar esos registros y remontarse a las horas posteriores al último contacto con el MH370.

El equipo responsable del proyecto por supuesto ha analizado ya esos registros, y tiene dos posibles coincidencias. El día que desapareció el vuelo H370 los hidrófonos registraron dos señales muy débiles. Una de ellas está lejos del arco de búsqueda que concuerda con la trayectoria del vuelo, pero el otro tiene lugar una hora después de la última comunicación por satélite.

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Los nuevos datos han sido remitidos a la autoridad australiana de seguridad en el transporte, que era el organismo que cordinaba la búsqueda del vuelo de Malaysian Airlines hasta que se suspendió definitivamente en enero de este mismo año. Aún no se sabe si la nueva información será suficiente como para reanudar la búsqueda, pero tenemos entre manos una nueva herramienta valiosísima para localizar objetos perdidos en el mar. [vía The Conversation]