
Esta es una de esas noticias que parece una broma pesada si no fuera porque es real. Al parecer, un error tipográfico ha enrutado millones de correos electrónicos militares estadounidenses de carácter “sensible”, algunos con información muy confidencial, a Malí.
¿Cómo? Al parecer, el problema surge al ingresar .ML en lugar de .MIL para el dominio de la dirección de correo electrónico de recepción. Según el Financial Times, el error de una letra ha expuesto datos como “documentos diplomáticos, declaraciones de impuestos, contraseñas y los detalles de viaje de los altos funcionarios”, y mucho más.
Según cuenta el medio, aunque los correos electrónicos mal dirigidos han llegado a un contratista encargado de administrar el dominio del país de Malí, el control de .ML pronto volverá al gobierno de Malí, que tiene vínculos con Rusia. Una “fuga” que fue expuesta por Johannes Zuurbier, un contratista holandés que administra el dominio del país de Malí.
El hombre cuenta que hizo numerosos intentos por advertir a Estados Unidos sobre el problema, al menos desde 2014, instando a tomarlo en serio, pero dice que no ha tenido suerte hasta ahora. También afirma que comenzó a recopilar el correo electrónico este año cuando se acerca la fecha de vencimiento de su contrato (y la entrega del dominio, incluidos los correos electrónicos fallidos, al gobierno de Malí), como un último intento de persuadir a Estados Unidos para que actúe con urgencia. Según una carta del hombre enviada en julio a Estados Unidos:
Este riesgo es real y podría ser aprovechado por adversarios de EE. UU. He recopilado alrededor de 11700 correos electrónicos y casi 1,000 más llegaron solo el miércoles pasado.
Entre los datos que se han enviado podemos encontrar datos confidenciales sobre el personal militar, los contratistas y las familias. Los contenidos incluyen los planes de viaje para mayo del Jefe de Estado Mayor del Ejército de EE. UU., el General James McConville, a Indonesia. Otra información incluye mapas de instalaciones, fotografías de bases, documentos de identidad (incluidos números de pasaporte), listas de tripulantes de barcos, registros fiscales y financieros, datos médicos, listas de tripulantes de barcos, informes de inspección naval, contratos, denuncias penales contra el personal, registros internos e investigaciones.
Tras hacerse público, el Pentágono se puso en contacto con FT para explicar que “están al tanto de este problema y toman en serio todas las divulgaciones no autorizadas de información de seguridad nacional controlada o información no clasificada”.