
Si te dicen que en Japón van a construir
un rascacielos de 350 metros de altura probablemente te quedes igual, pero si
te dicen que la estructura se va a convertir en el edificio de madera más
grande del planeta, la cosa cambia. De esto va precisamente el denominado como
Proyecto W350.

Así lo ha anunciado la compañía japonesa
Sumitomo Forestry, quienes planean construir un rascacielos en el centro de
Tokio que dejará literalmente en la sombra todas las estructuras de madera
anteriores. El objetivo final de la compañía es “crear una ciudad respetuosa
con el medio ambiente con edificios de gran altura hechos de madera que también
ayuden a transformar la ciudad en un bosque”.

El concepto del edificio lo ha elaborado
el Laboratorio de Investigación Tsukuba, quienes han diseñado un plan para un
rascacielos con 70 pisos sobre el suelo y compuesto de madera y acero, aunque la madera representa el 90% del
material de construcción.
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Para ello, la torre requerirá de una
inversión de más de 4 mil millones de dólares, y en estos momentos ya están
trabajando con los diseñadores de arquitectura Nikken Sekkei en los planos de
un edificio que por su peculiaridad, necesitará una estructura que resista los
fuertes vientos y los terremotos a los que Japón es propenso.

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La torre completa albergará tiendas,
oficinas, un hotel y pisos residenciales, y cuando esté terminado, el Proyecto
W350 será el edificio más alto de Japón y la estructura de madera más alta del
planeta.


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Hasta ahora, el récord del edificio más
alto de madera en el mundo se encuentra en manos del Brock Commons Tallwood
House, una complejo para estudiantes que se inauguró en la
Universidad de Columbia Británica en Vancouver el otoño pasado.

Por cierto, además de los planes
comerciales del edificio, como se puede apreciar en los bocetos también
existirán pequeños jardines y espacios cubiertos con vegetación. Todo ello con
una finalidad muy clara: popularizar la arquitectura de la madera y ayudar a
impulsar una revitalización de la industria forestal en las áreas rurales y el propio
interés por la reforestación. [Telegraph, Inhabitat]