Viajar a los Estados Unidos puede ser un dolor de cabeza. Incluso si eres ciudadano estadounidense, es posible que el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) te aparte de la fila para hacerte un “examen secundario” extenso e invasivo. Para colmo, este proceso ha empeorado desde que Donald Trump fue nombrado presidente. Pero ya era horrible antes de que Trump asumiera el poder.
¿Cuán horrible? En abril de 2016 presenté una solicitud a través de la Ley de la Libertad de Información (FOIA) para saber cuáles eran las quejas más comunes presentadas por la gente contra el CBP. Estaba interesado concretamente en las quejas presentadas por viajeros ante las inspecciones de dispositivos electrónicos en los cruces fronterizos, así que pedí precisamente eso. Un año y medio más tarde, finalmente he recibido algunas quejas. Exactamente 163 páginas de quejas que se remontan dos años en el pasado.
Las quejas enumeradas a continuación solo son una pequeña fracción del total recibido por Gizmodo a través de FOIA, pero representan las frustrantes experiencias que muchas personas han sufrido con el CBP. Gizmodo planea publicar más quejas en el futuro.
El común de los mortales, aunque sea ciudadano estadounidense, no tiene prácticamente ningún derecho en la frontera. Y nada ilustra esto mejor que un agente del CBP revisando tu teléfono o confiscándolo durante meses mientras tú te sientas ahí sin poder hacer nada. El CBP puede mirar todas tus fotos privadas, todos tus mensajes privados y cualquier otra cosa que haya en tu dispositivo sin ofrecer ninguna excusa.
Si eres ciudadano estadounidense y te niegas a desbloquear tu teléfono ante un agente del CBP, este puede confiscar tu teléfono pero no puede negarte la entrada a los Estados Unidos. El resto del mundo corre peor suerte, ya que se le puede negar la entrada.
Es notable que muchas de las quejas obtenidas por Gizmodo fueron presentadas por terceros en nombre de amigos o familiares que sienten que fueron tratados injustamente por el CBP. Y no hace falta aclarar que la mayoría de las personas que pasan por estas experiencias nunca presentan ninguna queja. Simplemente se alegran de que la experiencia se acabe.
Como señala la Electronic Frontier Foundation, el número de inspecciones invasivas de dispositivos electrónicos se ha disparado en los últimos años, pasando de 4764 en 2015 a 23.877 en 2016. Y con el régimen de Trump cada vez más agresivo, el Instituto Knight First Amendment de la Universidad de Columbia ha presentado una demanda para sacar a la luz cuán invasivas son las búsquedas del CBP. La información que obtuvieron a través de FOIA estaba mucho más censurada que la que obtuvimos nosotros, probablemente porque son informes internos escritos por agentes del CBPS en lugar de quejas presentadas por los ciudadanos.
Una vez más, las cosas parecen estar poniéndose mucho peor. Es probable que ya te hayas dado cuenta de eso si has estado prestando atención a los guiños de Trump al estado policial que gana más poder en los Estados Unidos cada día que pasa.
Las negritas que aparecen a continuación han sido añadidas por mí para resaltar las inspecciones y confiscaciones de dispositivos electrónicos, pero muchos otros aspectos de las historias que leerás a continuación son aún más aterradoras que ver tu vida digital expuesta a agentes gubernamentales sin ninguna razón en absoluto.
Buena suerte, amigos. La necesitamos.
Aeropuerto Internacional de Miami
Agosto de 2015
Hola, soy un ciudadano estadounidense. La razón de esta denuncia es que mi hermana vino a visitarme desde El Salvador. Tiene 22 años de edad, es una estudiante de contabilidad en la Universidad Centro Americana (UCA) de El Salvador y también es emprendedora. El 13 de agosto de 2015, entre las 6:45 y las 7:00 pm, en el aeropuerto de Miami, tuvo una experiencia pésima con un oficial del CBP de unos 30 años, con el pelo ondulado/rizado, la piel clara y apellido Z. Este oficial tenía una actitud horrible hacia ella sin razón aparente. Le hablaba de manera hostil y abusiva. En algún momento le pidió su teléfono celular y sin pedirle permiso revisó el contenido de su teléfono, incluidas sus fotos, su perfil de Facebook y todas las conversaciones de WhatsApp una por una, leyendo todos los mensajes. Cuando vio conversaciones de WhatsApp con hombres, le preguntó si alguno era su novio. Al final le preguntó si tenía algún novio aquí en los Estados Unidos, lo que hizo que se sintiera incómoda. Sentía que estaban abusando de su vida privada y personal. Para mí, como hermano, eso es abuso de poder por parte de [censurado] para revisar conversaciones y fotos privadas del teléfono de otro. Siento que [censurado] procedió de una manera poco profesional y en cierta forma maliciosa y perversa con mi hermana. Por lo tanto, me siento triste y herido al ver que este gran país tiene algunos profesionales con este grado de falta de profesionalidad, porque creo firmemente que más personas como yo se sienten de la misma forma con [censurado]. Espero que esta denuncia tenga repercusiones contra el comportamiento de [censurado]. Gracias
El Paso, Texas
Julio de 2015
Tenía una amiga que estaba solicitado un permiso para viajar de México a Estados Unidos. Durante el proceso, un oficial preguntó si tenía teléfono celular y ella respondió que sí. Luego le dijo que le diera su teléfono. Durante los 20 minutos siguientes, el oficial procedió a registrar los mensajes personales, el Facebook y las fotos del celular. El oficial la interrogó sobre los diferentes eventos y fotos que tenía en el celular. Al final de este proceso, se aprobó su pase para viajar. Pero después mi amiga me llamó para hablarme de este suceso y contarme que se había sentido violada, muy molesta y asustada. Ella hizo todo lo que el tipo le dijo, por temor a que pudiera quitarle su visa. Me gustaría saber si esto es una práctica común y forma parte del procedimiento habitual de aduanas. ¡Ella tenía fotos en su teléfono que no estaban hechas para hacerse públicas! Este incidente sucedió en El Paso, Texas, en la oficina de aduanas del centro de El Paso.
Aeropuerto de Washington Dulles
Octubre de 2014
Hola. Una de mis amigas pasó por el CBP en el Aeropuerto Internacional de Dulles hace unos días. A su llegada, me dijo que habían revisado sus maletas y pertenencias, lo que entiendo que es legal. Sin embargo, también registraron sus teléfonos, sus fotos y sus mensajes personales, lo que considero que es una violación de los derechos civiles. Por el mero hecho de escribirme para decirme que estaba en el CBP, me llamaron para preguntar por qué le había “dado instrucciones” sobre lo que tenía que decir. Los mismos oficiales del CBP la acusaron de ser una prostituta hace dos años por la forma en que vestía. Tuve que explicarles que estaba de visita como turista, pero también por razones religiosas. Así que este año le dije que dijera que iba a quedarse conmigo, lo cual es cierto. También practicamos la religión taoísta nativa de Asia, por lo que se rieron de ella y nos acusaron de ser sospechosos y nos amenazaron con meterla en la cárcel. Habían hecho observaciones personales porque yo, como mujer, tenía un compañero de cuarto y no estábamos involucrados románticamente. Solo porque no había oído hablar de nuestra religión la menospreciaron y se burlaron de su estatus, su razón para estar en Estados Unidos. Siento con firmeza que soy una ciudadana de los Estados Unidos, y aunque una no pueda ser ciudadana, una está protegida por la ley de la tierra. Y ser tratada injustamente viola algún tipo de ley. Siento que su privacidad fue violada (la mayoría de la gente necesita una orden de registro para revisar un teléfono) y ella tampoco sentía que sus opiniones religiosas fueran respetadas, lo cual es una violación de la libertad religiosa. Pensaron que ella era sospechosa debido a su vestido tradicional (un HanBok coreano). Aunque el propio inspector era coreano, no proporcionó su nombre y se negó a responder a mi pregunta sobre lo que significaba CBP. Hasta que le pedí que hablara en inglés, idioma en el que soy experta, no me dijo lo que significaba. Me dijo que no tenía nada más que preguntar y me colgó de forma abrupta. Soy una ciudadana estadounidense orgullosa y he sido educada en este mismo país sobre los derechos y libertades que ostentan todas las personas que pisan este suelo. Apoyo a todos aquellos que trabajan para proteger a este país y para proteger estos derechos y las libertades de quienes no son libres. Yo, como coreana-americana, conozco bien este hecho y estoy orgullosa de lo que Estados Unidos ha hecho por Corea. Sin embargo, ser tratada así por practicar libremente la religión y ser humillada por un individuo de los mismos orígenes étnicos me ha sorprendido mucho. Tengo un amigo que está trabajando en el CBP y me ha informado que el comportamiento es una violación de los derechos civiles y libertades, y me ha dicho que presente una queja. No deseo ningún daño al oficial, pero deseo saber si efectivamente es así como el CBP trata a los que ingresan a los Estados Unidos, culpables hasta que se demuestre que son inocentes. Espero que esto sea solo un incidente aislado y presentaré una queja formal si esto sucede otra vez. Desafortunadamente, por la actitud del oficial y la probabilidad de una futura visita de mi amiga, no es algo que espere. Espero que de una manera indirecta esto ayude a prevenir futuros malos tratos. También espero que esta carta no desaliente a los maravillosos oficiales que hacen un trabajo impecable en el CBP y que sirven para proteger a la nación de la crisis actual que enfrentamos con ISIS y los terroristas.
Aeropuerto de Los Ángeles
Julio de 2015
Nos referimos a la inspección de equipaje que vivimos en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles el 23 de mayo de 2015. Somos un grupo de cuatro chinos corrientes que vinieron a Estados Unidos el 12 de mayo de 2015 para visitar y también para una exposición de materiales en polvo en San Diego. Antes de llegar al avión (UA198 13:00) de regreso a China, unos oficiales nos forzaron a darles varios dispositivos electrónicos, entre ellos dos portátiles, cinco iPhones, una cámara y unos materiales de la exposición debido a la “sospecha de mentir sobre el propósito del viaje”.
Los oficiales sacaron los aparatos de sus fundas antes de que lo supiéramos y nos enviaron al avión a toda prisa antes de que despegara. No sabíamos qué estaba pasando, pero cumplimos con todo lo que pedían los oficiales. También dijeron que nuestros bienes serían devueltos en un par de semanas y que no podían proporcionarnos ningún contacto. Huelga decir que hemos sufrido una gran pérdida con esto, no solo pérdidas económicas directas sino también materiales de negocios importantes para nosotros, y sin los teléfonos se nos dificulta volver a la vida cotidiana.
Han pasado más de dos meses y todavía no hemos recibido noticias ni los dispositivos. Les pedimos que lleven a cabo una investigación y nos respondan lo antes posible. Esperamos recibir nuestras cosas en breve.
Si hay algo más que podamos hacer para ayudar a agilizar el proceso, por favor háganmelo saber. Nos pueden contactar en: [censurado].
Aeropuerto de Washington Dulles
Octubre de 2014
En el aeropuerto de Dulles, en Washington DC, se suponía que tenía una escala de cuatro horas antes de mi último vuelo. Sin embargo, cuando aterricé en Washington y pasé por inmigración, el oficial de inmigración decidió que debía ser inspeccionado porque respondí que tenía 6300 dólares conmigo para el propósito del viaje. Todos los oficiales que se habían acercado a mí aquel día encontraron que 6000 dólares era un montón de dinero y que debía ser registrada más a fondo. Había un programa de televisión grabándose ese día en la frontera aduanera y tenía que esperar una cola de más de dos horas. Le pedí a uno de los oficiales que me ayudara a agilizar la inspección porque iba a perder mi vuelo y era el último ese día. A nadie parecía importarle y se tomaron todo el tiempo que se pudieron tomar. Cuando finalmente alguien me ayudó, me obligaron a ir a la inspección con dos oficiales, una señora y un chico. Ambos eran muy groseros y me preguntaron varias veces cuál era mi trabajo. Respondí y me dijeron que estaba mintiendo porque parezco demasiado joven. Les mostré mi tarjeta de visita y no querían creerlo. Decidieron revisar mi bolso y lo desordenaron todo, sacando todo su contenido y contando mi dinero. Cuando encontraron el dinero comenzaron a hacer preguntas sobre cómo se suponía que iba a gastar esa enorme cantidad de dinero y por qué llevaba tanto encima. Expliqué que, como soy médica, me pagan muy bien y me gusta llevar dinero en efectivo conmigo para gastar en cosas que me gustan, como bolsos, zapatos, comida, entretenimiento. Normalmente no me gusta usar tarjetas de crédito, ya que son un dolor de cabeza, y pensé que 6300 dólares no era una cantidad enorme, teniendo en cuenta que si llevo más de 10.000 tengo que declararlos. Registraron mi teléfono, algo que me pareció increíblemente irrespetuoso, y también las fotos del teléfono, y empezaron a hacerme preguntas sobre las fotos y los correos electrónicos. Acabé muy afectada con todo esto. Nunca en mi vida había sido tratada de esta manera, y viajo mucho.
Me retuvieron hasta que quisieron, haciéndome esperar allí otros 45 minutos hasta que finalmente me soltaron. Me dijeron que me habían soltado porque “no pudieron encontrar nada que me relacionara con un crimen”. ¿Qué se supone que significa eso?
Estoy escribiendo esto porque me gustaría aclarar si debería traer más dinero a los Estados Unidos o seré inspeccionada de esta manera cada vez que visite el país, y porque me gustaría hacerles saber que no estoy contenta con la mala conducta del personal de la frontera de los Estados Unidos. Fueron groseros, irrespetuosos y discriminatorios. Porque soy una mujer que viaja sola y me veo joven (y tengo 39 años) y porque consideraban que no debía llevar tanto dinero conmigo. Espero que puedan entender mis sentimientos. Estoy segura de que reciben diferentes quejas cada día, y algunas de ellas pueden parecer mucho más complejas y profundas que la mía, sin embargo creo que cada opinión cuenta. Esto es un país muy diverso y la gente es realmente agradable, pero algunas personas, especialmente aquellas que tratan con los viajeros, deberían ser más abiertos de mente y más agradables. Hay maneras más agradables de hacer preguntas.
Rainbow Bridge - Buffalo, Nueva York
Octubre de 2015
El 23 de septiembre de 2014 hacia las 7:00, mi esposa [censurado] y yo cruzábamos el Puente de La Paz de Canadá hacia Estados Unidos. Nos detuvimos en el puesto de control y empezamos a interactuar con una oficial del CBP (su nombre y su número de insignia me son desconocidos, cuando más tarde pedimos esa información se nos dijo que presentáramos una solicitud FOIA. Era caucásica, de cabello castaño, ojos marrones y me referiré a ella como CBP1). CBP1 nos preguntó nuestra nacionalidad, dónde habíamos estado, qué estábamos haciendo allí, a dónde íbamos, dónde vivíamos, etcétera.
CBP1 preguntó entonces dónde estaba registrado mi vehículo. Le dije que en Florida. CBP1 preguntó por qué se había registrado allí. Respondía con un “porque yo solía vivir allí”. Hubo un breve silencio y CBP1 dijo: “sabe, la gente normal no tendría un vehículo registrado en un estado cuando vive en otro”. Le pregunté qué quería decir con eso y si quería decir que yo no era una persona normal. CBP1 comenzó a levantar la voz y dijo: “mi trabajo es hacer preguntas, la suya es responderlas. CBP1 me preguntó de nuevo por qué mi vehículo estaba registrado en Florida, respondí con la misma respuesta y empecé a grabar la interacción con mi teléfono.
La reacción inmediata de CBP1 fue decirme que no estaba permitido grabar allí. Le pregunté por qué no. CBP1 no me dio una respuesta aparte de “porque lo digo yo”. Le dije que tenía derecho a grabar una conversación con la policía si consideraba que era acoso. En ese momento, CBP1 dijo algún código en su radio del hombro, inmovilizó mi vehículo, me pidió que lo apagara y que le diera las llaves. Le hice caso. Mientras lo hacía, un oficial del siguiente puesto (un hombre caucásico grande/pesado, de unos 35 años, metro ochenta y 120 kg, pelo corto/calvo a quien llamaré CBP2) vino a asistir a la primera oficial. Cuando CBP2 llegó al vehículo, ordenó que me bajara. Le di la cámara a mi esposa y seguí las instrucciones de los oficiales. Ambos empezaron a gritarme preguntas, que no contesté. A estas alturas me di cuenta de que lo más probable era que me detuvieran, así que decidí invocar mi derecho constitucional a permanecer en silencio. CBP2 ordenó que pusiera las manos sobre el camión y obedecí. Después CBP2 me arrinconó contra el camión y dijo “así” en referencia a cómo quería que pusiera las manos. Aparentemente lo estaba haciendo mal. CBP2 me preguntó si tenía algo afilado en los bolsillos con lo que pudiera herirlo, no contesté. CBP2 me volvió a empujar contra el camión y procedió a ponerme las esposas con las manos por detrás de la espalda. Le pregunté qué había hecho para merecer ese trato y si así era como trataban a los ciudadanos estadounidenses que vuelven a su país. Si así es como trataban a los veteranos de guerra cuando volvían a su país. A estas alturas habían aparecido más oficiales del CBP alrededor de mi vehículo. Uno de ellos se había puesto guantes de látex y estaba sacudiendo un bote de spray de pimienta. Le pregunté por qué estaba preparando el spray de pimiento y si de alguna manera era merecedor de ser rociado con spray después de cumplir con todo lo que pedían.
Tres oficiales, ninguno de ellos CBP1 o CBP2, me agarraron y me metieron en un edificio. Uno de ellos me dijo que nadie estaba planeando rociarme el spray, a lo que respondí preguntando por qué había un agente preparando la lata. Entonces escuché cómo CBP2 le gritaba a mi esposa que saliera del vehículo. Le pregunté al oficial [censurado] (este es el único nombre oficial del CBP que conseguí) qué le estaban gritando a mi esposa. Rogué que fuera a verla (conociendo a mi esposa, no había razón posible para que CBP2 o cualquier otro oficial del CBP se enfrentara a ella de esa manera) y se asegurara de que no le hicieran daño. Después de cómo me había tratado CBP2, estaba comprensiblemente aterrorizado de lo que podría hacer con ella. El oficial [censurado] trató de tranquilizarme diciendo que ella estaría bien, pero nadie salió a asegurarse. Mientras entrábamos al edificio, le pedí al oficial [censurado] que me quitara mi pulsera POW/MIA porque con las esposas me estaba haciendo daño en la piel. Lo hizo y le di las gracias por eso. Los oficiales me sentaron en una silla. Mientras esperaba, CBP1 y otros dos agentes pasaron con mi mujer, que también iba esposada.
Durante los siguientes 30 minutos me dejaron solo en esa habitación con las manos esposadas a la espalda. Pude ver a través de una ventana cómo algunos oficiales del CBP discutían la situación. El oficial a cargo (hombre caucásico alto, 40/50, alrededor de metro sesenta, esbelto, me referiré a él como CBP3) entró con CBP1 y me dijo que había sido detenido porque no respondí a preguntas de CBP1, por no haber seguido sus órdenes y por estar beligerante con ella. Esto era mentira, así que le pregunté a CBP1 qué pregunta no respondí y qué orden no seguí. Le dije que lo que no le había gustado era el hecho de que le preguntara por sus observaciones irrespetuosas. CBP3 me dijo entonces que tampoco estaba autorizado a grabar nada aquí. “Aquí” en referencia al punto de control de la frontera. Le pregunté bajo qué autoridad y señaló un cartel detrás de mí, en el interior del edificio. Le pregunté cómo pensaba que alguien vería esa señal desde el interior de un vehículo en el exterior del edificio y si había carteles exteriores que indicasen lo mismo. Finalmente se llevaron las esposas y me dejaron allí de nuevo.
Unos 10 minutos más tarde, permitieron a mi esposa estar conmigo. Nos sentamos allí otros 20 minutos mientras “discutían el incidente y qué hacer con nosotros”. No había nada que pudieran hacer siendo ambos ciudadanos estadounidenses y no habiendo incumplido ninguna ley o normativa. CBP3 regresó y me dijo que si podía responder a algunas preguntas nos dejarían ir. Hizo las mismas preguntas que CBP1 preguntó en la barrera una hora antes. Respondí, y me dijo que “eso es justamente por lo que estás en esta situación”, refiriéndose al tono con el que respondí. Le pregunté cómo esperaba que yo respondiera después de haber sido injustamente detenido. ¿Cómo debería responder teniendo en cuenta el trato que recibimos mi esposa y yo?
CBP3 nos devolvió los pasaportes y mi teléfono celular, que dijeron haber copiado. Me gustaría saber por qué y cómo puedo recuperar mi información. Me gustaría saber, CON TOTAL SEGURIDAD, que el CBP/DHS no tiene una copia de toda la información personal que había en mi teléfono.
A continuación fuimos conducidos hasta nuestro vehículo, que había sido “minuciosamente inspeccionado”. Todas nuestras cosas estaban desordenadas. Supongo que estaban buscando algo para justificar el trato que recibimos.
No hay razón justificable para ninguna de estas acciones.
Quiero una resolución para esto. Voy a mantener abierto este informe. Y me pondré en contacto con mis representantes del Congreso sobre este asunto también. El trato demostrado a dos ciudadanos estadounidenses, uno de los cuales es un veterano de guerra, que no habían hecho nada malo fue deplorable.
Roma / Falcon Dam, Texas
Julio de 2015
Mi queja tiene que ver con mi experiencia cuando crucé la frontera. Cuando le di mi visa a [censurado] me hizo una pregunta: ¿a dónde vas? Respondí: a McAllen, Texas, de compras. El oficial me preguntó rápidamente: ¿cuánto dinero tienes? Le contesté: 1000 dólares. Rápidamente hizo una acusación verbal de que iba a trabajar en los Estados Unidos. Le contesté que no. Y reafirmó su acusación diciendo: por supuesto, vas a trabajar. Luego dijo: tenemos que inspeccionarte, aparca en el carril #3. Luego otro oficial que estaba con [censurado] me dijo que saliera del vehículo para una inspección y que le mostrara todo lo que había en mis bolsos y mi cartera. El oficial Rodríguez me preguntó si tenía teléfono celular. Respondí que sí y me preguntó: dónde está. Dije: está en mi coche. Se acercó a mi coche y empezó a buscar mi teléfono, después me ordenó que entrara a una oficina donde siguió registrando mi teléfono y lo puso en una caja de plástico mientras me hacía preguntas y afirmaba que yo estaba trabajando en Estados Unidos. Y cuando negué esas acusaciones, me gritó y me ordenó que me metiera en otra oficina donde me esposaron a una silla. El otro agente entró burlándose de mí y diciendo que me retirarían mi visa, y que no iba a ganarles. Hablaron con los contactos que tenía en mi teléfono (mi familia y mis amigos) y les dijeron que yo dije que iba a trabajar con ellos. Entonces me llevaron a una habitación que parecía una celda, me registraron físicamente y después me devolvieron a la oficina donde me esposaron otra vez a la silla con las esposas muy apretadas. Allí me dejaron aproximadamente 40 minutos. Más tarde me permitieron cruzar exigiendo que volviera adonde vine y viera a alguien que me hizo más preguntas después de pagar la tarifa para cruzar el puente para entrar en mi país. Esta persona ordenó otra inspección y volvió a registrar mi teléfono celular, escondiendo sus manos bajo las ruedas de mi vehículo; y me di cuenta de que borró los mensajes de mi amigo. Luego dijo que no era normal que una persona como yo llevara 1000 dólares encima. Siento que sus comentarios fueron discriminatorios y ofensivos.
Detroit, Michigan
Julio de 2015
Estoy escribiendo esto para quejarme de que sus agentes de la frontera fueron condescendientes y muy groseros en este día en concreto. Como ciudadano estadounidense, he viajado a más de una docena de países y nunca me han tratado peor que esta vez.
Mi coche fue inspeccionado en el punto de inspección secundario y el capó no quedó cerrado como lo había encontrado el oficial. Le di al oficial nuestros pasaportes estadounidenses y aun así nos preguntó de qué nacionalidad éramos. No creo que sea un crimen tener un acento extranjero aunque se lleve pasaporte estadounidense. No creo que sus oficiales en este punto de control representen una imagen verdadera de una sociedad acogedora como es la sociedad estadounidense.
También me gustaría saber si los agentes registraron mi teléfono celular. Este contiene información de mis pacientes y necesitaré notificarles de que su privacidad podría haber sido violada, según las normas HIPAA.
Nueva Jersey
Agosto de 2015
Llegué anoche a EWR desde LHR, me llevaron al puesto de control de seguridad secundario donde me hicieron esperar una hora y media sin ofrecerme ninguna explicación de por qué estaba ahí. Me dijeron que anteriormente me había alojado un día más de lo permitido en los Estados Unidos (meses antes, de lo cual me doy cuenta ahora que no es verdad ya que estoy aquí con un ESTA que permite 90 días y yo llegué el 5 de enero de 2015 y me fui el 3 de abril de 2015, lo que significa que estuve menos de 90 días).
Entonces me cuestionaron repetidamente diciendo que no puedo estar yendo y viniendo y que tengo el papeleo incorrecto (tengo un ESTA válido, no me quedo más de 90 días y vuelvo a Londres 90 días después de cada viaje, no trabajo ilegalmente ni me paga una compañía estadounidense, solo asisto a reuniones de clientes y ventas que bajo las leyes de ESTA están permitidas). La oficial me dijo que necesitaré una visa adecuada para volver, lo cual no entiendo.
Pero lo peor de todo es que la agente del CBP agarró mi teléfono celular personal y procedió a revisar todas mis fotos privadas una por una haciéndome preguntas sin relación con la razón por la que yo estaba allí. ¡Luego se puso a leer mis mensajes! Mis conversaciones privadas con mis seres queridos y amigos. Estoy bastante segura de que esto no es legal si no soy sospechosa de nada peligroso.
Me siento seriamente enfadada y violada por esta violación de mis derechos humanos.
Como imaginas, la mayoría de estas quejas son contestadas con un mensaje copy-paste del tipo “te pedimos disculpas por tu mala experiencia”. Así que, en resumen: ni los estadounidenses ni los extranjeros pueden confiar en que su privacidad será respetada en la frontera de Estados Unidos. Y las cosas parecen ir a peor.