En otras palabras, los usuarios suben fotos a Pinterest sin ningún metadato y Pinterest realiza automáticamente una búsqueda inversa de las fotos, haciendo un raspado (o “web scraping”) de las descripciones y los comentarios de texto que acompañan a esas mismas imágenes en los resultados de búsqueda. Luego crea una página única para cada imagen, añade un titular y amontona los comentarios que ha extraído de Google en una sección llamada “Lo que otros están diciendo”. Google indexa estas páginas y les da relevancia, por lo que empiezan a aparecer en el buscador para búsquedas que coincidan con las descripciones y los metadatos que Pinterest ha robado de otras webs.

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Esto está mal, entre otras cosas, porque Pinterest finge que los comentarios son textos que han escrito sus propios usuarios, cuando son robados. Pero funciona. Y funciona, según RankScience, porque las páginas han sido diseñadas para describir semánticamente las imágenes de una forma que el algoritmo de indexación de Google pueda comprender, lo que le lleva a posicionarlas.

Lo extraño es que Pinterest haya conseguido indexar más de 800 millones de páginas sin que Google se dé cuenta del engaño. Ahora que es vox populi, quizá el algoritmo se actualice para evitar este tipo de prácticas. Por lo general, Google no reacciona amablemente a las plataformas que extraen información del buscador de manera masiva y automatizada.