Aunque parezca un escenario de Mad Max, lo que ocurrió en la Autopista de la Muerte fue real y mucho peor

Image: Wikimedia Commons
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Cualquiera de las imágenes que vamos a ver a continuación, sin contexto alguno, pasarían perfectamente como decorados del universo Mad Max de George Miller. Sin embargo, las instantáneas no sólo son muy reales, en ellas se muestra una carretera donde en apenas dos días murieron miles de personas.

Conocida como la autopista 80, la carretera de seis carriles cruzaba el desierto desde Basora, Iraq, hasta la ciudad de Kuwait. En realidad se trataba de una de las principales autopistas que dio a Iraq el acceso rápido a Kuwait durante su invasión del país, sin embargo, el viaje de regreso sería mucho menos triunfal de lo que esperaban. El viaje de regreso sería terriblemente letal, conviertiéndose en una de las masacres más brutales en la historia de la guerra.

Ocurrió hace más de dos décadas, en la noche del 26 al 27 de febrero de 1991, cuando miles de soldados y civiles iraquíes se retiraban a Bagdad después de que se anunciara un cese del fuego. Unos días antes, el domingo 24 de febrero, las fuerzas aliadas lanzaron un ataque combinado terrestre, aéreo y marítimo que sobrepasó al ejército iraquí.

El día anterior a la masacre, Bagdad había anunciado que el ministro de Asuntos Exteriores de Irak había aceptado la propuesta de alto el fuego soviético, ordenando a todas las tropas iraquíes retirarse de Kuwait en cumplimiento de la Resolución 660 de la ONU.

Sin embargo, el presidente Bush se negó a creerlo y respondió que “no había evidencia que sugiriera que el ejército iraquí se está retirando. De hecho, las unidades iraquíes continúan luchando ... Continuamos procesando la guerra”.

Para el 26 de febrero fatídico, Iraq había anunciado que retiraría sus fuerzas de Kuwait, pero se negaba a aceptar todas las resoluciones de la ONU aprobadas en su contra.

De esta forma, los tanques, vehículos blindados, camiones y tropas iraquíes que huían de la embestida aliada formaron un extraño embudo en la autopista 80, con enormes filas de vehículos en la carretera principal al norte, desde Kuwait, hasta la ciudad de Basora, en el sur de Irak.

Bajo esta situación, Bush ordenó a sus fuerzas masacrar al ejército iraquí en retirada. Aviones de combate de las fuerzas de la coalición se abalanzaron sobre el convoy desarmado e inutilizaron los vehículos en el frente, y en la parte trasera, de manera que les era totalmente imposible escapar a lo que les venía encima.

Una vez que los tenían maniatados, comenzaron a llegar oleada tras oleada de aviones, golpeando a los vehículos atrapados durante horas y horas. El bombardeo se realizó con bombas de racimo y rondas incendiarias de A-10. La primera es un arma que contiene múltiples submuniciones explosivas.

Esto propaga la destrucción sobre un área mucho más amplia y no deja atrás la especie de gran cráter. De esta forma, cualquiera que se encuentre dentro del área de ataque de las municiones de racimo, ya sean militares o civiles, es muy probable que sea asesinado o gravemente herido.

El bombardeo comenzó cerca de la medianoche y cualquier vehículo que se desvió fuera de la carretera fue rastreado, cazado y destruido individualmente. Incluso los soldados iraquíes desarmados que se rindieron fueron abatidos por disparos. Ni un solo iraquí sobrevivió.

Tras la carnicería, unos 2.000 vehículos mutilados junto a cuerpos carbonizados y desmembrados de decenas de miles de soldados iraquíes yacían a lo largo de lo que se conoció como la Autopista de la Muerte.

Cientos de ellos también se acumularon en otra carretera, la 8, que conducía a Basora. Las escenas de devastación en estos dos caminos se convirtieron en algunas de las imágenes más reconocibles de la Guerra del Golfo, y posiblemente de la historia de los conflictos por su extrema crudeza.

Hoy sigue siendo complicado saber el número exacto de bajas humanas. Se sabe que la mayoría de los vehículos que vemos en las imágenes fueron abandonados en el momento en que los alcanzaron. Se cree que en total, entre 1.800 y casi 3.000 vehículos fueron destruidos.

Viendo el escenario en retrospectiva, la mayoría de las críticas a la actuación de los aliados es similar: las tropas iraquíes estaban derrotadas y no representaban ninguna amenaza para las fuerzas de la coalición en este punto del conflicto.

También hay que tener en cuenta que estaban retrocediendo. Y en la guerra, retirarse no es igual a rendirse. Si no se rendían, entonces eran combatientes enemigos. Además, retirarse o “retroceder” se considera un movimiento táctico.

Esta es precisamente la defensa y justificación de Estados Unidos a lo sucedido en la Autopista de la Muerte. Según dijo el general estadounidense Schwarzkopf años después, “no se trata de un grupo de personas inocentes que intentaban cruzar la frontera con Irak. Este era un grupo de violadores, asesinos y matones que habían violado y saqueado el centro de la ciudad de Kuwait y ahora intentaban salir del país antes de que los atraparan”.

Dicen que en la guerra nadie quiere ser el malo y verdugo. La pena es que siempre hay inocentes y víctimas. Cientos de ellas. Aunque lo peor de todo es que en la guerra solo se entierran personas que en su mayoría nunca supieron por qué demonios estaban allí.