El fin de la batalla es el que te puedes imaginar de una lucha a pedradas: conseguir infligir el mayor daño posible a los rivales. Es más, cuantas más heridas sangrientas mejor, ya que la leyenda cuenta que la deidad hindú Barahi hizo un trato con los humanos para librarlos de los invasores demoníacos a cambio de un sacrificio en forma de sangre.

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El relato de esta historia cuenta que Devidhura, la ciudad que alberga Bagwal todos los años, fue invadida una vez por demonios. Incapaces de defenderse de la amenaza por sí mismos, los cuatro clanes locales (Walik, Chamyal, Lamgaria y Gaherwal) rezaron a Barahi para que les salvara la vida. La diosa estuvo de acuerdo con la condición de que se le hiciera un sacrificio humano cada año, por lo que los clanes se turnaban para sacrificar a uno de los suyos. 

Sin embargo, algo pasó un año que modificó la tradición. Ocurrió cuando llegó el momento de que uno de los clanes debía sacrificar un crío en honor a Barahi. Entonces, la abuela del niño rezó a la diosa para que lo perdonara. La deidad escuchó su oración y ofreció a los clanes una alternativa: cada año, en el día de Rakhi, los miembros de los cuatro clanes se lanzaban piedras grandes entre sí y la sangre derramada en el proceso reemplazaría el sacrificio humano.

Con el relato ya construido, Bagwai se fue convirtiendo en tradición, una batalla que se cree que empezó hace varios siglos. De hecho, ni siquiera el Covid ha detenido este año la Bagwal. Duró siete minutos y dejó 77 heridos que requirieron atención médica. [Oddity Central]