Blake Leibel torturó, asesinó y mutiló a su novia, Iana Kasian, en el apartamento de Los Ángeles donde vivían con su hija recién nacida. La policía lo calificó como “uno de los crímenes más horribles de Hollywood” y ahora, dos años después, un jurado ha encontrado al culpable.
Olga Kasian había viajado a los Estados Unidos desde Ucrania para asistir al nacimiento de su nieta. En mayo de 2016, apenas unas semanas después del parto, su hija desapareció. Con el presentimiento de que algo iba mal, Olga suplicó a la policía que registrara el apartamento de West Hollywood que Iana compartía con Blake Leibel, un aspirante a guionista, novelista gráfico, escritor de terror y productor de cine que vivía en Los Ángeles gracias a la generosidad de su familia rica de Toronto. Cuando la policía forzó la puerta del apartamento y logró entrar, un oficial pidió a Olga que no avanzara.
Su hija Iana Kasian yacía muerta en el dormitorio principal sobre un colchón ensangrentado. Le faltaban las cejas, el cuero cabelludo y la oreja derecha. Estaba desnuda, magullada y, según la investigación policial, se había desangrado viva en la bañera con los pies por encima de la cabeza. Leibel también estaba allí, atrincherado en su propio apartamento. Pero, cuando lo acusaron del crimen, se declaró inocente de todos los cargos.
Según la fiscalía, el canadiense de 37 años asesinó a su novia porque le estaba prestando más atención a su hija recién nacida que a él. Después de dar a luz, Iana pasaba más tiempo con su madre y Leibel empezó a sentir que había dejado de estar bajo su control. Un día se aferró un cuchillo de color verde lima, le cortó el cuero cabelludo y lo arrancó con sus manos.
“La cantidad de cortes, la violencia implicada... tiene mucha ira”, dijo la vicefiscal del distrito. “Él ya no era la persona más importante de su vida”.
Parte del proceso judicial giró en torno al trabajo de Leibel; en concreto, en torno a Syndrome, una novela gráfica sobre cómo curar a un asesino en serie que había publicado junto a un grupo de artistas en 2010. R.J. Ryan, otro de los autores, explicó al jurado que la novela había nacido a partir de la pregunta “cómo se trata el mal”. En una de sus ilustraciones, una mujer cuelga boca abajo y desnuda del techo de una casa. En otra, una mujer decapitada aparece sobre un colchón cubierto de sangre, también sin ropa.
Olga, la madre de Iana, asistió al juicio con un intérprete porque “quería sentir lo que sintió su hija”. Tras el veredicto, se acercó a la fiscal y le dio un abrazo de más de un minuto entre lágrimas. [National Post vía Vice]