Hola, soy Matías. Antes tenía un Pixel 3 XL que podía desbloquear con un sensor de huellas capacitivo a la altura de mi dedo índice. Tecnológicamente vivía en el pasado, pero el proceso era casi un acto reflejo: ponía el dedo y aparecía la pantalla de inicio. Ahora uso un Galaxy S10+ y, aunque el teléfono me tiene fascinado, su escáner de huellas ultrasónico, oculto bajo la pantalla, me está haciendo la vida imposible.
Corrijo: me estaba haciendo la vida imposible. Ayer configuré el desbloqueo facial y mi vida ha dado un giro de 180 grados. Cualquiera que se haga una careta con mi foto puede desbloquearlo, pero por lo menos no siento ganas de lanzar el teléfono por la ventana cada vez que coloco el dedo en una posición ligeramente distinta o con un nivel de presión ligeramente más fuerte de lo exigido por el avanzado escáner de huellas ultrasónico.
Lo que estoy diciendo ahora no entra en conflicto con lo que publiqué el día de la presentación del Galaxy S10. El escáner de huellas bajo la pantalla de Samsung es realmente uno de los más rápidos y seguros del mercado, y funciona casi tan rápido como uno normal. Pero aquí está el matiz: funciona casi tan rápido como un sensor de huellas capacitivo de toda la vida si pones bien el dedo. Esto requiere cierta técnica que no he conseguido dominar: la mayoría de las veces desbloqueo el teléfono, pero a veces no.
Y ese es el problema: la mayoría de las veces no es suficiente. Sobre todo para una persona como yo, que saca el teléfono del bolsillo cada tres minutos para dar un repaso a Twitter e Instagram. La frustración de cada desbloqueo fallido se me fue acumulando en el cuello hasta que un día decidí usar el desbloqueo facial. Es más inseguro, sí, pero qué diferencia.
Desbloqueo con el escáner de huellas
Aquí estoy yo desbloqueando el Samsung Galaxy S10+ con mi huella dactilar. De tres intentos, uno falla, y eso que la interfaz me dice dónde tengo que colocar el dedo (si la pantalla está apagada, no hay indicación, lo que aumenta exponencialmente el índice de fallos).
Desbloqueo con la doble cámara frontal
Y aquí estoy yo desbloqueando el Galaxy S10+ mediante reconocimiento facial. Las condiciones de luz no son ideales, pero de tres intentos, obtengo tres aciertos casi inmediatos. De hecho, consigo resultados muy similares en una habitación a oscuras: la luz de la pantalla es suficiente iluminación.
Mi configuración ideal, a costa de la seguridad
El Galaxy S10 es un teléfono realmente impresionante; ahora lo sé, porque todas mis frustraciones iniciales desaparecieron cuando decidí activar el desbloqueo facial. Pero hay motivos para dejar ambos sensores biométricos activados. El obvio: si falla la cámara, tienes la huella como respaldo.
El menos obvio: el escáner de huellas ultrasónico del Galaxy S10 es el primero con certificación FIDO Alliance Biometric Component en todo el mundo. Necesito la huella dactilar para pagar con Samsung Pay y, además, me siento mucho más seguro si bloqueo aplicaciones como la de mi banco con la huella en lugar de la cara. El desbloqueo facial, que en el Galaxy S10+ se basa en la cámara frontal y su sensor de profundidad, es más fiable que el de otros teléfonos más baratos, pero hay quien ha conseguido burlarlo con una simple foto. Si eso te preocupa, puedes desplazarte hasta Ajustes > Datos biométricos y seguridad > Reconocimiento facial y desactivar la opción “Reconocimiento más rápido” para aumentar su seguridad.
El futuro de los sensores ultrasónicos
Cada vez más fabricantes de teléfonos optan por colocar el lector de huellas debajo de la pantalla para reducir al máximo el marco de la pantalla. Otras marcas usan sensores ópticos, pero Samsung ha optado por implementar un escáner de huellas por ultrasonidos, que detecta la forma de la huella en 3D gracias a un generador de ondas acústicas.
El del Galaxy S10+ es uno de los escáneres más rápidos y seguros de esta generación, pero no es tan fiable en número de fallos como el lector de huellas normal y corriente de mi antiguo teléfono, o el sistema de reconocimiento facial por infrarrojos del iPhone de mi mujer. No obstante, la tecnología tiene margen de mejora y creo que mejorará en el corto plazo.
De hecho, ya hay terminales esperanzadores, como el Vivo Apex 2019, que propone que toda la pantalla sea un sensor de huellas. Eso soluciona de un plumazo el mayor inconveniente del escáner del Galaxy S10: no colocar bien el dedo, especialmente cuando la pantalla está apagada.
Tampoco descarto que Samsung saque una actualización de software en las próximas semanas que mejore sustancialmente la fiabilidad del sensor. Por ahora, y por muy bueno y avanzado que sea el escáner de huellas ultrasónico, no está a la altura de los lectores de huellas de hace años.