Hay algo genuino y especial en los títulos que salen de la factoría de Nintendo. Aunque la Switch comienza a tener un catálogo más que aceptable sin tener que mirar a los clásicos, lo cierto es que cuando sale “un Mario” o “un Zelda” el resto de obras parecen menores. Con Donkey Kong Country ha pasado lo mismo.
En su caso, el juego que salió a comienzos de este mes de mayo ha venido a rellenar un espacio que otros títulos indy habían cubierto con más o menos dignidad, el de las plataformas 2D (aunque en el caso de Kong vienen a ser 2,5D). Tras dos semanas jugando a este complicadísimo plataformas tengo que decir que no hay otro igual (Mario está en otra liga) en el catálogo.
El título desarrollado por Retro Studios tiene muy poco que ver con el Donkey Kong original de 1981, pero al igual que las obras que se han ido sucediendo y dando lustre al que fue villano y rival de un entonces primigenio Mario, guarda la esencia que siempre lo hizo grande, una jugabilidad a prueba de bombas (junto a una dificultad algo cuestionable).
¿De qué va? Aunque la historia suele ser lo de menos, en este caso el gorila debe recuperar su hogar y repeler la ola de frío polar creada por un ejército de vikingos que ha expulsado a la tropa Kong de su isla tropical. Desde este punto de partida, Donkey, Diddy, Dixie, Cranky y la novedad, Funky, deberán recorrer todo tipo de variadas localizaciones hasta regresar a casa.
Un aviso para navegantes: si tenías (o tienes la Wii U) y disfrutaste de DonKey Kong Country: Tropical Freeze, estamos ante “casi” la misma versión de la consola que precede a la Switch, cuya principal novedad se basa en la llegada del modo “Funky Kong”, en esencia, un nuevo personaje que surgió de la necesidad imperiosa de hacerle las cosas más fáciles a gente como yo, que no tiene tiempo de morir en el mismo lugar de la misma dichosa fase hasta 20 veces (y eso ocurre en demasiadas ocasiones conforme la pequeña curva de dificultad se dispara).
El modo Funky te ofrece un corazón de vida más, los objetos de ayuda que se pueden comprar en la tienda son más baratos, y existe la opción de controlar a Funky Kong y su peculiar gama de movimientos que incluyen un doble salto y la tabla de surf con la que puedes planear y avanzar sobre todo tipo de peligros.
De elegir la versión de los valientes, la “normal”, el reto es mayúsculo. Además, en Tropical Freeze no se han ceñido únicamente a la fórmula básica point to point, saltando obstáculos y deshaciéndonos de los enemigos sin más, el título mezcla estos momentos con otros mucho más complicados con vagonetas a toda pastilla como protagonista. Si a esto le unimos unas jefes finales que sin llegar al nivel de un Bloodborne te harán sudar tinta, la obra se transforma en extrema para los menos avezados (recuerda: el modo Funky es tu amigo).
A cambio, Tropical Freeze me disfraza la frustración que he sufrido llegados ciertos niveles del modo “normal” con un juego que desborda la esencia de Nintendo: animaciones espectaculares y preciosistas, una música pegadiza sin caer en lo repetitivo y una resolución para televisores a 1080p que es una gozada y que me hace olvidar que sigo cayendo en la maldita trampa una y otra vez. Por cierto, los casi 720p (no llega a) del modo portátil funcionan a las mil maravillas. Nada que objetar a un modo que probablemente sea el más usado a la larga.
¿Lo recomiendo? Mucho. Me parece el mejor plataformas 2D de la consola con mucha diferencia, una obra muy distinta a Super Mario Odyssey que gustará a todos los fans de Kong y del género. Es verdad que existen propuestas menos exigentes como Kirby Star Allies, pero incluso después de caer una y otra vez en la misma fase, hay algo en Kong que te atrapa y lo hace diferente. Y si no, siempre tienes a Funky.
Uno de los títulos referencia de este año en la portátil de Nintendo (siempre y cuando no tengas la versión en Wi U).