Caso cerrado para las 239 personas que viajaban a bordo del vuelo 370 de Malaysia Airlines. El gobierno malayo ha ordenado el cierre definitivo de la investigación después de cuatro años de búsqueda infructuosa y callejones sin salida. Al menos el caso se cierra con un descarte: no fue un piloto suicida.
La aterradora posibilidad de que la desaparición del vuelo MH370 se debiera a un piloto suicida como el de Germanwings en 2015. Las pesquisas llevadas a cabo por los investigadores no han encontrado antecedentes psiquiátricos o de inestabilidad mental ni en el capitán Zaharie Ahmad Shah ni en su primer oficial, Fariq Abdul Hamid. Las entrevistas a las personas de su entorno (familia, amigos y colegas) no han arrojado indicio alguno de cambios en el comportamiento o los intereses, signos de aislamiento o abuso de alcohol y drogas.
Este tipo de señales son típicas de una persona en riesgo de suicidio y de hecho no tardaron en aparecer en el caso del piloto alemán que estrelló su avión llevándose con él a 149 personas. Las grabaciones del sistema de tráfico aéreo no revelaron tampoco que hubiera ninguna discusión o tensión entre los miembros de la tripulación. Las grabaciones fueron hasta examinadas por psicólogos en busca de algo fuera de lugar que se les hubiera podido escapar a los investigadores. Nada.
La hipótesis del suicidio fue una de las más barajadas, y de hecho es imposible descartarla por completo por mucho que los indicios la descarten. La incógnita despejada no aporta mucho consuelo a los familiares de las víctimas. A día de hoy sigue sin saberse qué ocurrió con el vuelo MH370 o por qué desapareció en el océano sin dejar rastro. A falta de nuevas pruebas, seguirá siendo uno de los mayores misterios de la aviación de los últimos años. [vía Business Insider]