
Los humanos vivimos en tierra, pero son las partes acuosas del planeta las que deciden nuestro destino. El hielo congelado en los polos y los océanos proporcionan hogar y sustento a casi el 20 por ciento de las personas del mundo. Un nuevo informe alerta de que ese sustento está en serio peligro.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) acaba de publicar un nuevo e impactante informe sobre los océanos y la criosfera (los ecosistemas basados en el hielo como los que hay en altas montañas o en zonas polares). Entre los hallazgos de ese estudio se encuentran que el cambio climático impulsado por el hombre ya está dejando su huella en todas partes, desde los glaciares en los picos más altos hasta el fondo del océano. Esos cambios van a continuar, y podrían acelerarse en los próximos años. La rapidez con la que se producen dependerá en gran medida de en qué momento la humanidad comience a reducir su problema de contaminación por carbono.
“Este informe es único porque, por primera vez, el IPCC ha examinado en profundidad los rincones más lejanos de la Tierra, desde las montañas más altas y las regiones polares remotas hasta los océanos más profundos”, explicó Ko Barrett, administrador asistente adjunto en La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), y vicepresidente de informes. “Hemos descubierto que incluso y especialmente en estos lugares, el cambio climático causado por el hombre es evidente”.
De hecho, informes recientes del IPCC han documentado el cambio climático en la Tierra y lo que el planeta tiene que hacer para evitar el calentamiento global en exceso de 1.5 grados Celsius (2.7 grados Fahrenheit). Otro grupo también publicó recientemente un informe sobre lo que llaman una crisis de extinción. Juntos, ese trío de informes pinta una imagen de la humanidad empujando al planeta hasta el borde y destaca las soluciones a nuestra disposición para evitar caer desde ese borde. Este informe solo agrega más pruebas sobre la urgente necesidad de actuar.
Océanos en crisis
Entre los hallazgos más crudos está el hecho de que los océanos se están bifurcando en dos zonas, una superior donde el calentamiento es más acusado y otra en las profundidades. El océano ha absorbido el doble de calor en los últimos 25 años en comparación con los 25 años anteriores. Ese calor adicional ha provocado que los 200 metros superiores (656 pies) de los mares se calienten más rápido que las profundidades. Nathan Bindoff, autor del informe y oceanógrafo en la Universidad de Tasmania, denomina a ese proceso “calentamiento preferencial”.

El proceso interrumpe un ciclo conocido como surgencia que es crucial para proporcionar nutrientes a la superficie y oxigenar la columna de agua. Imagina que el océano es como una rueda de la fortuna con agua fría que se eleva, empujando el agua tibia hasta que finalmente se enfría y se hunde. En este océano cambiante, el agua más cálida y ligera ha dejado esa rueda de la fortuna fuera de servicio en varias partes del océano. Esencialmente actúa como la tapa de una olla, manteniendo el agua más fría y densa bloqueada en las profundidades.
El informe señala que esta estratificación, junto con la privación de oxígeno y la acidificación de los océanos ya está causando problemas en las corrientes de California y Humboldt, dos de los ecosistemas más productivos del mundo. La estratificación y otros impactos derivados del cambio climático, como el aumento de las temperaturas y las caídas en las poblaciones de plancton y otras criaturas marinas que forman la base de la cadena alimentaria son imparables, “Se proyecta que el océano pasará a mostrar unas condiciones sin precedentes” para el resto del siglo 21, avisa el informe.
Mareas crecientes
Los peligrosos cambios en el océano ni siquiera comienzan a abordar los impactos del aumento en el nivel de los mares. En todos los escenarios de cambio climático, las áreas costeras verán lo que el informe llama eufemísticamente “eventos extremos a nivel del mar”. Dicho en cristiano, se esperan inundaciones que se convertirán en eventos anuales a fines de siglo. Pero los efectos devastadores impactarán a las personas mucho antes.
“Se cree que muchas megaciudades próximas al mar e islas pequeñas experimentarán eventos históricos que antes pasaban cada cien años al menos anualmente para 2050", escribieron los autores del informe.
Las naciones isleñas a baja altitud podrían volverse inhabitables para la década de 2050, ya que el ritmo acelerado del aumento del nivel del mar contamina sus frágiles acuíferos de agua dulce y las tormentas hacen el resto. Se prevé que incluso la altura de las olas cambie, con olas más grandes subiendo aún más debido al aumento del nivel del mar y a los patrones cambiantes del viento.
Si los océanos más cálidos y más ácidos suenan terroríficos, los cambios en el hielo no son menos desalentadores. El informe desgrana la tasa de pérdida de hielo en ambos polos y en las altas cumbres de todo el mundo.
Al comparar el período de 2007-2016 con el de 1997-2006, el informe muestra que la pérdida de hielo en Groenlandia se ha duplicado, mientras que la de la Antártida se ha triplicado, con todo ese hielo derretido adicional vertiéndose en el océano y elevando el nivel del mar. El informe también muestra que el hielo y la capa de nieve están desapareciendo en las masas de tierra más habitadas, reduciendo la disponibilidad de agua potable para las personas que viven en los valles bajo esas regiones. En un hallazgo particularmente destacable, el informe indica que hasta el 90 por ciento de la capa de nieve de montaña de baja elevación podría desaparecer si las emisiones de carbono continúan aumentando sin cesar. En un escenario más esperanzador en el que los humanos comienzan a reducir las emisiones para 2030, “solo” entre el 10 y el 40 por ciento de la capa de nieve de montaña de baja elevación desaparecerá. Sigue siendo mucho, y es el mejor escenario.
Y ahí es donde el informe sigue más de cerca los pasos de sus antepasados. Si bien pinta una imagen nefasta del futuro, también destaca que todavía nos quedan opciones. El destino de una gran franja de humanidad pende de un hilo. Se espera que las poblaciones costeras aumenten en las próximas décadas, y el informe estima que mil millones de personas podrían llamar hogar a las zonas costeras bajas para 2050. Se proyecta que otros 740 millones a 840 millones de personas vivirán en áreas montañosas junto con 4 millones de personas que viven en el ártico En total, ese es el 20 por ciento de la futura población mundial de 9 mil millones de personas.

El informe promociona los beneficios de la energía eólica marina y de las olas como una forma en que los océanos pueden desempeñar un papel para ayudar a mitigar el cambio climático. Los mares en sí mismos también pueden atrapar carbono de la atmósfera, aunque Barrett advirtió que los océanos absorberán cada vez menos dióxido de carbono a medida que se calienten. Además, toda esa contaminación de carbono adicional contribuye a la acidificación, por lo que probablemente sea mejor no confiar en eso para salvar nuestros traseros.
La planificación de la adaptación también es crucial, ya que incluso en el mejor de los casos, los glaciares aún se derretirán, los mares seguirán subiendo y, bueno... ya me entiendes. El informe argumenta que necesitamos más cooperación, incluso con grupos indígenas que pueden aprovechar el conocimiento tradicional y fomentar ecosistemas que nos puedan proteger. En algunos casos, puede que haya poblaciones que necesiten reubicarse en terrenos más altos o en lugares donde los recursos hídricos sean más abundantes, lo que nuevamente requerirá que todos cooperen.
Los gobiernos han mostrado pocas ganas por adoptar un enfoque de colaboración para este tipo de proyectos de adaptación, y mucho menos de reducir las emisiones hasta la fecha, pero la marea tendrá que cambiar si queremos que la humanidad tenga alguna posibilidad de mantenerse por encima del agua.