Hay frases en la vida que cambian la historia para siempre. En el mundo del automóvil, la respuesta del magnate de Ferrari acabó siendo decisiva para la creación de una compañía y una rivalidad legendaria: Lamborghini.
Ferrucio Lamborghini nació en 1916 en un pueblo agrícola italiano llamado Renazzo di Cento, en Ferrara. Desde pequeño se sintió atraído por la maquinaria que utilizaban sus padres, los viticultores Antonio y Evelina Lamborghini. Este interés le llevó a estudiar mecánica en el instituto técnico Fratelli Taddia cerca de Bolonia.
Pasaron los años, y en 1940 fue reclutado en el servicio italiano durante la Segunda Guerra Mundial como mecánico reparando vehículos. Lamborghini se hizo conocido como un mago en la improvisación mecánica y la fijación de motores.
Después de la guerra, Ferrucio abrió un garaje en Pieve di Cento. En su tiempo libre, Lamborghini modificó un viejo Fiat Topolino que había comprado, el primero de muchos que poseería a lo largo de los años.
Unos años después, en 1947, el hombre, un tipo listo para los negocios, reconoció un mercado emergente en la Italia de la posguerra, en el sector dedicado a la revitalización agrícola e industrial. Así comenzó a construir tractores fuera de su garaje usando el excedente del ejército que habían dejado las Fuerzas Aliadas. Lamborghini construyó el primero de sus tractores “Carioca” basados en los motores de gasolina de seis cilindros de los camiones Morris.
Como la gasolina en Italia tenía un precio prohibitivo, Ferrucio aumentó los motores Morris con un atomizador de combustible de su propia creación, lo que permitió que los tractores fueran de gasolina, y luego cambiaron al combustible diésel más económico.
De esta forma, y basado en el éxito inicial de Carioca, Lamborghini fundó Lamborghini Trattori y comenzó a vender tractores. En muy poco tiempo tuvo una fuerte demanda de sus productos, lo que le permitió mudarse a instalaciones más grandes. En 1959, la producción de Lamborghini se amplió con unidades de aire acondicionado para edificios. Sus empresas se volvieron tan exitosas que se convirtió en una de las personas más ricas de Italia.
Más tarde apareció el icónico Riva Aquarama Lamborghini en 1968, una embarcación de lujo que tenía algunas características específicas y únicas. Era el primero equipado con dos motores Lamborghini y tenía una barandilla lateral especial para agarrarse durante el esquí acuático. El compartimento del motor se modificó y se construyó un escape abierto solo para satisfacer las demandas de Ferruccio.
La riqueza que adquirió también le permitió tener una gran “flota” de coches, cada vez más rápidos y caros, como los Alfa Romeos y Lancias de la década de los 50. Llegó un momento en que tenía tantos como para usar uno diferente cada día de la semana, y a estos agregó un Mercedes-Benz 300SL, un Jaguar E-Type y dos Maserati 3500 GTs.
En 1958 Lamborghini viajó a Maranello para comprar un Ferrari 250GT, un coupé de dos asientos con un cuerpo diseñado por Pininfarina. Pasó a poseer varios más en los siguientes años, incluyendo un 250 SWB Berlinetta diseñado por Scaglietti y un 250GT de cuatro plazas. En aquella época Ferrucio pensaba que los automóviles de Ferrari eran realmente buenos, aunque demasiado ruidosos para la carretera.
Poco después, Lamborghini descubrió que los coches de la firma italiana estaban equipados con embragues de una calidad inferior al conjunto, o al menos, eso le pasaba a sus modelos comprados. Sus lujosos coches de la casa italiana requerían viajes continuos a Maranello para arreglarlos. Además, a Ferrucio no le gustaba lo que hacían los técnicos cuando llegaba a las instalaciones: escondían el coche durante varias horas para repararlo sin que pudiera ver cómo lo hacían.
Para un hombre que tenía todo lo que quería, que la casa de coches que tanto le gustaba tuviera un servicio postventa tan “defectuoso” era algo que no podía soportar. Así que un día, la fecha que cambió la historia de Ferrucio y de los automóviles, acudió a visitar a Enzo Ferrari.
El mundo jamás hubiera podido tener los famosos superdeportivos Lamborghini si Enzo Ferrari no hubiese respondido a las quejas de Ferruccio con una frase hoy legendaria: “¡El problema no está en el coche, sino en el conductor!”. Además, le aconsejó que se preocupara de sus tractores.
Para un genio de la mecánica (y encima italiano), este tipo de respuesta no solo era insultante, sino un desafío. Con millones por gastar de su exitoso negocio de tractores, Lamborghini decidió construir su propio modelo con un motor V12 y fundó toda una fábrica de coches en la pequeña ciudad de Sant’Agata.
A su vez, Ferruccio contrató a los ex empleados de Ferrari, Giotto Bizzarini, Franco Scaglione y Gian Paolo Dallara. La tarea estaba muy clara: crear un GT lujoso y potente que alcanzara las 250 km/h en la famosa autopista italiana que conecta Milán con Nápoles.
El resultado fue el Lamborghini 350GT. El resto es historia. [Wikipedia, Ezinearticles, Wikipedia]