
Ocurrió en Massachusetts y los afortunados que se encontraban en el lugar capturaron el momento. Un águila marina de Steller, que es nativo de Asia a casi 8.000 kilómetros de distancia, se encontraba frente a ellos. ¿Cómo había llegado hasta allí?
Cuentan los expertos que el águila marina es una especie nativa de la península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, aunque también de Japón, China y Corea. Se estima que solo quedan alrededor de 5.000 ejemplares, incluido el que vieron, y que de alguna manera llegó al río Taunton en Massachusetts.
Más datos. El águila marina de Steller (Haliaeetus pelagicus) se encuentra entre las especies de águilas más pesadas del planeta, con un peso de 5 a 9 kg y una envergadura de hasta 2,5 metros. Además, son bastante fáciles de identificar por su pico naranja brillante y sus distintivas alas de bordes blancos.
Curiosamente, los expertos han comentado que el ave avistada es probablemente la misma que se vio el mes pasado volando por el este de Canadá, y que también se avistó en Alaska en el verano de 2020, según la revista Smithsonian. Según le contó al New York Times Andrew Farnsworth, investigador principal del Laboratorio de Ornitología de Cornell:
Está casi tan lejos de su origen como puede estar. Es alucinante.
Al parecer, los observadores de aves han podido identificar el águila por las marcas blancas en sus alas. Nick Lund, coordinador de promoción y divulgación de Maine Audubon, describió el avistamiento del mismo de la siguiente manera:
Un sueño absoluto estar de repente parado en este parque al azar en el sur de Massachusetts mirando a un monstruo ruso salvaje y raro.
Con todo, falta por responder la gran incógnita: ¿cómo demonios llegó hasta allí? Los expertos explican que no es extraño que las aves se desvíen de su tierra natal. A veces lo hacen por factores ambientales como el cambio climático o la pérdida de hábitat los que los empujan fuera de su área de distribución natural. Pero a veces es solo debido a un fallo de navegación interna.
En cuanto a su futuro, Alex Lees, biólogo conservacionista de la Universidad Metropolitana de Manchester en el Reino Unido, ha explicado que probablemente no vuelva a casa:
Podría estar condenado a vagar perpetuamente en busca de un miembro de su propia especie, permaneciendo en áreas adecuadas durante meses tal vez, pero la necesidad de vagar para encontrar una pareja puede llevarlo a seguir moviéndose. Todavía es posible que este ejemplar pueda encontrar el camino de regreso, pero cuanto más tiempo permanece, menos probable parece.
Dicho esto, los investigadores acaban de publicar un artículo en Current Biology que comparte evidencia de que algunas aves errantes pueden en realidad ser pioneras de nuevos hábitats, estableciendo nuevas rutas migratorias para su especie. [ScienceAlert, Current Biology]