El Cristo de la Iglesia de Santa Águeda en Sotillo de la Ribera, un pequeño Municipio de Burgos, escondía un secreto en sus nalgas. Un equipo de conservadores ha hecho este sorprendente descubrimiento al bajar la figura de madera del siglo XVIII para restaurarla.
Al retirar la placa de paño que protege el trasero de la figura, los restauradores repararon en una serie de pliegos de pergamino ocultos en el hueco. No es raro que las figuras religiosas de esta época estén huecas. Lo que ya es más raro es que escondan documentos.
Los pergaminos están escritos en una cuidada caligrafía y firmados por el capellán de la catedral del Burgo de Osma, Joaquín Mínguez. Además de identificar al autor de la obra, el escultor Manuel Balo, el documento detalla otras obras del artista así como que su coste corrió a cargo del religioso Juan Antonio Serrano y Mañero, canónigo de Santiago.
No contento con dejar constancia de la autoría de la obra, Joaquín Mínguez se explaya en numerosos detalles sobre la vida de la época, en tiempos del reinado de Carlos III:
La Corte está en Madrid. Hay Correo y Gaceta para las noticias. Hay Inquisición, por lo cual no se experimentan errores contra la iglesia de Dios. Se contratan en funciones grandes toreros famosos de Salamanca.
El capellán detalla que aquél año (1777) se cultivó en la región trigo, centeno, cebada, avena y vino, y que la cosecha de vino fue excelente. También relata cosas tan cotidianas como las enfermedades más comunes, como las tercianas y cuartanas (fiebres del paludismo que duraban entre tres y cuatro días), dolores de costado, y tabardillos (fiebres tifoideas). Hasta se deleitó en mencionar los entretenimientos preferidos por la población: naipes, pelota, calva, barra y otros juegos pueriles.
El historiador Efrén Arroyo cree que el documento es el resultado de un acuerdo secreto entre el capellán y el escultor para esconder esa información para la posteridad. El capricho del capellán convirtió el más insospechado de los lugares, el culo de un Cristo, en archivo de un pedacito de la historia española, una inusitada cápsula del tiempo que nos ha abierto una nueva ventana a la vida de la época.
El documento original se ha remitido al archivo del Arzobispado de Burgos para su conservación. Sin embargo, los restauradores han hecho una copia que volverán a depositar en el trasero de la figura para mantener la tradición. [Agencia EFE vía El Mundo]