
Un pequeño hueso hallado en una cueva en Argentina permitirá arrojar más luz sobre la historia de uno de los animales extintos más misteriosos de la paleontología: el Desmodus draculae. Se trata de un murciélago vampiro gigante que habitó el continente latinoamericano hace más de 100.000 años.
A menudo hablamos de los vampiros (los reales, no los de las historias de terror) como si fueran una única especie, pero en realidad no es así. En la actualidad existen unas 1.400 especies de murciélagos hematófagos. Tres de esas especies, el vampiro común (Desmodus rotundus), el vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata), y el vampiro de alas blancas (Diaemus youngi) habitan en latinoamérica y se cree que tienen un mismo ancestro común, el Desmodus draculae o Vampiro Gigante.
Pese a que conocemos formalmente de su existencia desde 1988, el vampiro gigante ha demostrado ser una especie extinta muy esquiva. Hasta ahora solo se han encontrado un puñado de fósiles en seis cuevas de Argentina, México, Brasil, Venezuela, y Belize, pero los restos no son suficientes como para dibujar con todo detalle las características de la especie y su lugar en el ecosistema. Ese problema es común al resto de murciélagos. Pese a que estos animales suponen casi el 20% de todas las especies de mamíferos conocidas hoy, su registro fósil es muy incompleto y a menudo es complicado hallar restos en buen estado. Es por eso que este nuevo hallazgo es tan importante. Se trata de un hueso de la mandíbula de un Desmodus draculae, y ha aparecido en sedimentos de la época del Pleistoceno en una cueva cerca de Miramar.
El hueso permite fijar el tamaño del animal en alrededor de 50cm de una punta del ala a la otra. Es el murciélago vampiro más grande conocido, concretamente un 30% mayor que su pariente vivo más cercano.

La cueva en la que se ha encontrado también es el lugar en el que aparecieron los restos de un perezoso gigante, así que es posible que el murciélago se alimentara de la sangre de este otro animal. Otra opción es que algún depredador lo cazara y se lo llevara a esa cueva. Hasta que no se encuentren más restos es difícil dibujar la historia completa. Lo que sí sabemos es que es uno de los registros fósiles más antiguos que se conoce de la especie y que permite no solo ampliar el área de influencia que tuvieron en vida, sino también averiguar nuevos detalles del clima de Argentina en el Pleistoceno (todos los restos hallados hasta ahora aparecieron en latitudes de hasta 400km al norte de Miramar).
Algunos de los restos hallados de esta especie están solo parcialmente fosilizados, lo que sugiere que quizá se extinguieron hace apenas unos cientos de años. Pese a su mala fama, los murciélagos vampiros son criaturas pacíficas que beben solo un poco de la sangre de los mamíferos sin perturbarles mientras duermen. Su mayor amenaza es que son vectores de algunas enfermedades importantes como la rabia. Los resultados del hallazgo de este nuevo hueso acaban de publicarse en la revista Ameghiniana. [vía Science Alert]