Hasta el mes pasado, nunca había estado en Disney World, ni en ningún gran parque temático. Fui a Six Flags cuando era niña, pero apenas me acuerdo. Al ir por primera vez a Disney World siendo un adulto, no puedo experimentarlo desde la perspectiva de un niño, que es capaz de enamorarse de la magia de un lugar que ha sido creado específicamente para él. Así que, en su lugar, traté de disfrutarlo analizando cómo funciona toda esa magia.
Cada trozo de los parques de Disney está diseñado para entretener, pero también para que parezca que todo lo que sucede es único. En realidad, cada actividad del parque —cada montaña rusa, cada actuación en la calle, cada desfile y cada explosión de fuegos artificiales— es un loop continuo. Cada momento inolvidable se recreará de la misma forma para los cientos de personas que están en la fila detrás de ti. Todas las princesas de Disney World no son un solo actor, sino varios, que rotan según su capacidad para realizar las diversas tareas requeridas para su trabajo, ya sea para hacer un número musical de 30 minutos o para pasarse varias horas saludando a niños.
No importa la edad de la persona con quien están hablando, cada empleado de los parques de Disney se esfuerzan por mantener la ilusión de que cada personaje del parque es real. Los empleados que hay junto a Lilo y Stitch en el espectáculo del desayuno, por ejemplo, nos sirvieron una jarra de zumo que describían como una receta propia de Stitch. En el castillo de Bestia, los camareros se referían a Bestia como “el amo”, al igual que hacen los sirvientes de la Bestia en la película de Disney. Todos se comportan como si estuvieras conociendo al único Mickey Mouse, que no solo es real sino también se trata de toda una gran celebridad, obviamente. No parece que haya un sinfín de actores haciendo de Mickey Mouse en otras zonas del parque. Sólo hay un Mickey Mouse, y es el que esta estrechándote la mano a ti en ese momento.
El resultado es a la vez extraño y divertido, como si fuese un juego de rol en el que todos hemos aceptado participar. Cuando era niña, me mostraba escéptica ante todo, desde Papá Noel hasta los magos, tratando de descubrir las costuras de todas las ilusiones que veía a mi alrededor. Actué en el grupo de teatro de mi escuela y, ahora que soy adulta, me gano la vida preguntando a los desarrolladores de juegos cómo hacen sus creaciones (incluso escribía reseñas de teatro locales antes de trabajar aquí). Mis mejores amigos de toda la vida, que disfrutan del teatro y del diseño tanto como yo, me acompañaron a Disney World, donde quedamos con otro amigo que trabaja en el parque. Juntos, teorizamos sobre cómo ha construido este lugar.
Preguntamos a nuestro amigo sobre cada detalle posible. Algunas de nuestras preguntas recibieron respuestas más satisfactorias. ¿Cómo mantenía el equilibrio Mérida sobre su enorme carroza sin caerse? Debajo de su vestido, se encuentra atada a un pequeño taburete. ¿Cómo hacen los actores para tomarse un descanso entre tanto sol y griterío? Sus personajes tienen palabras clave que transmiten a sus encargados para poder escapar; Gastón tenía que “atender a sus caballos” o el tío Gilito tenía que “pulir sus monedas de diez centavos” cada vez que quería echar un trago de agua. ¿Cómo hacen los cantantes y acróbatas del “Festival del Rey León” para realizar sus números musicales sin parar, todos los días? Los espectáculos de Disney no hacen públicas sus listas con el reparto o los nombres de los actores, por lo que es difícil decir cuántas veces actúa cada miembro del reparto. Pero mis habilidades de reconocimiento facial son lo suficientemente buenas como para poder decir que la respuesta es “muchísimas”. No sé cómo son capaces, sobre todo viendo lo que exigen física y emocionalmente cada una de estas actuaciones, pero todos de alguna manera lo consiguen hacer.
Nunca vi que ninguno de los actores pareciera estar cansado, pero seguro que lo estaban; Gastón tuvo que “atender a sus caballos” antes de que pudiéramos encontrarnos con él. Lo más cerca que estuvo un miembro del personal de romper la ilusión fue durante el desayuno en mi último día. Después de que mi cajera me llamase, me dijo: “¿Adivina qué?” Le respondí: “¿Qué?” mirándola a los ojos. Ella se rió aliviada y me dijo que yo era la primera persona aquel día que había respondido con algo más que un “¡Gracias!” a todo correr.
Los actores de Disney me recuerdan a algo que escucho de los que trabajan en los estudios de videojuegos. Trabajan muy duro porque es su trabajo, y cuando ya están demasiado cansados para seguir, hay cientos de personas haciendo cola para hacerlo por menos dinero y con una sonrisa más grande.
En Disney World, ves gente haciendo todo el trabajo, haciendo que los engranajes giren y el sueño se mantenga. El trabajo de los actores, en particular, es animarte a olvidar que son personas. Son actores que te llevan de una escena a otra, asegurándose de que vayas a la pantalla siguiente y no te de tiempo a ver las costuras de todo.
Ciertas atracciones del parque operan siguiendo ese mismo principio. Cada vagón de visitantes que pasa por los sets con robots animatrónicos tiene la misma disposición, y escucharás las mismas canciones y diálogos. El bucle de imágenes comenzará una vez que el último vagón esté ya lejos de tu alcance. No escuchas cómo se repite todo, y esto te permite creer que la experiencia ha sido solo para ti.
Las costuras eran más fáciles de encontrar en las atracciones más antiguas de Disney World. El Carrusel del Progreso, que debutó por primera vez en la Feria Mundial de 1964 en Nueva York, todavía se puede disfrutar en el parque. Este paseo muestra una especie de circuito circular que va de un set animatrónico a otro, y cada escena representa una década diferente de hazañas tecnológicas humanas. El escenario circular no se mueve; en vez de eso, los asientos de la audiencia giran lentamente alrededor del escenario entre escena y escena. En uno de esos giros, pude ver al público que iba detrás de nosotros, todavía fijándose en la década pasada, mirando con atención lo que habíamos visto unos segundos antes.
Cuantas más personas vi experimentando lo mismo que había experimentando yo, más me obsesionaba con encontrar pequeñas diferencias entre nuestras experiencias. Los dos cómicos que presentaron el show de Frozen improvisaron una broma acerca de un padre de la primera fila que aparentemente había tratado de darles a su bebé (“Está cansado”, bromearon). ¿Hicieron ese chiste en cada show, sabiendo que el público estaría lleno de padres agotados? ¿Hicieron chistes nuevos cada vez para evitar volverse locos? Podría haber visto el show por segunda vez, pero tenía muchos otros a los que ir. Eso y que no hubiese podido soportar la canción de “Let It Go” una vez más.
En Hollywood Studios, mis amigos y yo vimos a la Capitana Phasma y a los stormtroopers dos veces paseando por el parque. La segunda vez no quedó igual de bien. La capitana Phasma repitió exactamente lo mismo, además de que sonaba como la actriz de Star Wars Gwendoline Christie, por lo que el efecto seguramente había sido pregrabado y el actor solo tenía que pulsar un botón de su traje. El rendimiento era perfecto, pero siempre es el mismo. Disney World tiene que seguir actualizando sus parques, atracciones y personajes, no solo porque salen más películas, sino porque la magia va decreciendo.
Eso sí, la primera vez que lo ves, la magia resulta impresionante. Disney World ahora tiene “bandas mágicas”, pulseras electrónicas que los asistentes pueden usar para escanear cada viaje y que están conectadas a una tarjeta de crédito con la que comprar todo tipo de objetos. Los invitados también pueden inscribirse con antelación para recibir tres Pases Rápidos que les permitirán saltearse la cola de tres atracciones.
Disney World también usa estas pulseras para conseguir algo más de magia al explorar el parque. Por ejemplo, ocurre eso con la búsqueda del tesoro de Piratas del Caribe, que consiste en ir a un puesto avanzado y pedirle a un empleado un par de mapas físicos del tesoro que te llevarán a unos lugares concretos cercanos. Cuando llegas a cada uno de los puntos marcados, usas tu pulsera para tocar un objeto aparentemente normal. Eso provoca algún tipo de reacción, como que aparezca una serpiente animatrónica y te escupa “veneno” (agua) sobre tu cara.
Una vez que has seguido todas las instrucciones, regresas al puesto avanzado para conseguir tu tesoro: un Pase Rápido para la atracción de Piratas del Caribe. Cuando mostramos nuestros tickets especiales para subirnos a la atracción, los empleados nos sonrieron y nos felicitaron por haber “encontrado el tesoro”. La atracción en sí estuvo bien —se trataba de otro viaje a través de una serie de escenas con personajes animatrónicos, solo que esta vez con piratas— pero esta atracción tuvo algo de especial, ya que la habíamos desbloqueado a través de algo que parecía secreto. No era ningún secreto, pero aún así daba esa sensación. La magia había funcionado.
Quería aprovechar Disney World tanto como pudiera, ya que no tengo la intención de volver otra vez. Tengo la sensación de que cuanto más a menudo vaya, más veo podré ver las grietas, y será entonces cuando toda la ilusión se desmorone por completo.
Es estupendo que Disney World use fuegos artificiales respetuosos con el medio ambiente, ya que el parque temático hace uso de ellos cada noche. Solo vi los fuegos artificiales una vez. Mientras los observaba atenta, no dejaba de pensar cuántas veces habrá ocurrido eso antes, y cuántas veces volvería a ocurrir después.
Es difícil imaginar cuántos fuegos artificiales es eso. También es difícil imaginar cuántos miles de millones de dólares gana Disney al día. Pero eso es lo que seguí tratando de comprender después de llegar a casa y buscar en Internet más información sobre el funcionamiento de los parques de Disney. ¿Tratan bien a los animales que viven en el Reino Animal de Disney World? ¿Realmente están tan felices los empleados de Disney como aparentan, o se trata todo de una mentira? ¿Podría ser este el trabajo soñado?
No tengo que mirar cómo funciona este truco de magia. Sé la respuesta, incluso sin verlo todo una segunda vez. Cientos de personas trabajan muy duro, y un puñado de personas se hacen muy, muy ricas. Pero en Disney World, puedes ver todo el trabajo que hay frente a ti, aunque el propio parque trate de ocultarlo. La gente del parque ha hecho algo especial solo para ti, a pesar de que lo hacen una y otra vez para todo el mundo. La ilusión, en ese sentido, es real: realmente estás teniendo una experiencia única, aunque vaya a comenzar otra igual tan solo 30 minutos después.