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Leyendas urbanas de la tecnología: el iPhone barato

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Hace un año, más de uno no pudo ocultar su decepción cuando descubrió que el iPhone 5 no tenía teclado holográfico láser ¿...?. Aquella leyenda urbana era claramente un bulo, pero muchos incautos se hicieron ilusiones y acabaron enfadados. El caso de ayer ha sido algo más grave, porque la comercialización de un iPhone barato es algo que entra dentro de lo posible para todos. Para todos, excepto para Apple.

Ideas preconcebidas (y erróneas)

Pasada la resaca de la keynote, habría que empezar a preguntarse quién demonios fue el espabilado que nos convenció a todos de que Apple preparaba un iPhone barato, porque desde luego no fue ningún portavoz oficial de la compañía.

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En el mundo de la tecnología (y fuera de él) la mayor parte de las personas funcionamos en base a pequeñas unidades de conocimiento que asumimos como inmutables: cuantos más núcleos, mejor es el procesador. Cuantos más megapíxeles, mejor es la cámara. Los teclados mecánicos son mejores que los de membrana...

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Uno de estos lugares comunes es que los teléfonos con carcasa de plástico son más baratos, y es falso. Probablemente la creencia venga del hecho de que los terminales con piel completamente metálica son raros. Si son raros es porque el metal bloquea las señales de radio y hacer un móvil de metal es más complicado desde el punto de vista de diseño, pero no es más caro a menos, por supuesto, que lo hagas de metales preciosos.

En el mercado hay terminales de plástico que son cualquier cosa menos baratos. Modelos de gama alta como el Samsung Galaxy S4 o los Nokia Lumia están confeccionados en policarbonato, y distan mucho de cualquier idea de terminal asequible. Sin embargo, Apple lanza un modelo de plástico, y todo el mundo pierde la cabeza y asume que va a costar 100 dólares libre. La C de su nombre (que, ¡sorpresa!, se refería a Color, no a Cheap), los continuos rumores y el habitual mutismo de Apple hicieron el resto.

Las dichosas expectativas

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Pero el iPhone 5C no es más que el último capítulo de una cantinela que lleva sonando desde que Jobs falleció. La frasecita: "Apple ya no innova como antes" es un cansino comodín habitual en conversaciones a lo largo y ancho de las redes sociales. La culpa de que la compañía haya perdido el mojo se atribuye a la falta de la legendaria figura de Steve Jobs y sus Keynotes con el ¡One More Thing!.

A ver si nos aclaramos. Apple no es una compañía innovadora en el más puro sentido de la palabra. Nunca lo ha sido. Si fuera una empresa innovadora no llevaría sacando el mismo diseño de laptop (el MacBook Pro) desde 2006 con las lógicas modificaciones internas. Apple no hace experimentos con gaseosa. Lo que hace es seleccionar una idea que cree que puede funcionar, y construirla tan rematadamente bien que ¡vaya si funciona!. Y, cuando algo le funciona, la consigna inmediata es no tocarlo hasta que sea necesario.

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Ya había teléfonos táctiles antes del iPhone, reproductores de MP3 antes del iPod, y tablets antes del iPad. Ninguno de estos inventos es el primero, pero Apple tiene el indiscutible mérito de haber hecho que funcionen a las mil maravillas donde sus predecesores sencillamente no dieron pie con bola. Decir que el Apple de Tim Cook no innova es una tontería de un calibre equivalente a decir que Samsung copia todo a otras marcas.

De hecho, y hablando de innovación. Samsung o Google son empresas, en sentido estricto, mucho más innovadoras que Apple, porque su filosofía es sacar sus ideas en cuanto las tienen (aunque estén en fase beta) y dejar que corran entre el público a ver cómo funcionan.

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Por contra, Apple sigue una política muy conservadora y no lanza algo si no está completamente convencida de que funciona sin un sólo fallo y de que es fácil de utilizar. Por supuesto, comete errores sonados, tanto en diseño como en software, pero lo que la mueve no es meter teclados holográficos láser, por mucho que sepa como hacerlos, a menos que esté completamente segura de que funcionan sin fallos.

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Un problema de comunicación

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Otra de las leyendas urbanas relativas a la Apple de hoy es que ya no tiene secretos, lo que se asume como un síntoma de debilidad por parte de la compañía. Eso es cierto a medias. Jobs podía tener muchas cosas, pero lo que no tenía era un pelo de tonto. La obsesión de Steve por evitar a toda costa cualquier filtración era precisamente para que el público no se hiciera falsas expectativas. Después, sólo hacía falta vender bien el producto (y en eso Jobs era un absoluto maestro) y ¡Boom! A vender como locos.

Ayer, Phil Schiller se jactaba alegremente de que el iPhone 5C ya había despertado mucho interés en las redes sociales. ¡Mal, Phil! ¡Muy mal! Porque el problema que tenéis ahora con el iPhone 5C os lo habéis buscado vosotros al haber dejado que la gente se hiciera unas expectativas que luego no se han cumplido.

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Suena muy manido lo de que "Con Jobs esto no pasaba", pero si los muchachos de Sonny Dickson o de otra web hubieran sacado tantas fotos y vídeos del iPhone en la época de Jobs, hubieran rodado cabezas, y circulado varias cartitas de Cease and Desist (la versión legal de "o dejas de fastidiarme o nos veremos en los tribunales"). Y eso lo sabemos bien en Gizmodo tras el famoso episodio del iPhone perdido en 2010.

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Pero en Apple esto no les importa. Tradicionalmente, la comunicación de la compañía ha sido de arriba a abajo y unidireccional. De momento les sigue funcionando, pero es innegable que tanto "sueño roto" y tanta falsa expectativa podría acabar por erosionar la, hasta hoy, buena imagen de la compañía.

Un terminal para operadoras

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Volvemos por fin al origen de tanto revuelo y tantas vestiduras rasgadas: el iPhone 5C. Muchos asumían que Apple iba a discontinuar el iPhone 4S y a lanzar un sustituto barato, pero lo cierto es que el 4S sigue vendiendo a manos llenas, y el iPhone 5 necesitaba una revisión. El resultado de esa revisión ha sido el iPhone 5C. Efectivamente, no es barato si lo compramos libre pero, ¿desde cuándo Apple ha sido una compañía que lance productos baratos? Por otra parte, ¿realmente alguien creía que sólo por cambiar la carcasa, el precio del terminal iba a reducirse 400 dólares tecnomágicamente?

El iPhone 5C es un terminal cuyo target no son los usuarios finales, sino los operadores de telefonía. El precio subvencionado de entre 100 y 200 dólares es una tentación muy jugosa para las telefónicas porque pone sobre la mesa una oferta que no tiene comparación en el mercado libre. Tim Cook es un hombre de mercado, y sabe que, en telefonía móvil, la mayor parte de los consumidores no compran el móvil que quieren, sino el que las operadoras de telefonía les dejan comprar. La relación de Jobs con las telefónicas nunca fue demasiado buena, y es probable que Cook quiera acercar posturas con una oferta como la del iPhone 5C.

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¿Les funcionará la jugada? Es difícil decirlo. En el mercado libre, el iPhone 5S está muy cerca en precio del iPhone 5C, y su puñado de novedades (que siguen sin ser nada nuevo bajo el sol) pueden decantar la balanza a su favor. En cualquier caso, todo queda en casa y Apple nunca ha tenido problema en dejar que sus hijos se devoren entre ellos. Lo que está claro es que sigue sin haber dólares a cincuenta centavos, los unicornios no existen, y si Apple fabrica un iPhone barato, será siempre según sus reglas.