
Todo el que haya rebobinado una cinta VHS en los 90 recordará a Zazú, el prudente y estricto mayordomo de Mufasa en El rey león. La película más reciente con imágenes hiperrealistas generadas por ordenador dejó un poco más claro que el personaje de Zazú se inspira en una especie de ave africana llamada toco piquirrojo, un bucero con un gran pico rojo que habita todo el centro de África. Al sur del continente viven sus primos de pico amarillo, los tocos piquigualdos sureños, de nombre científico Tockus leucomelas.
Son estos últimos los que están sufriendo un preocupante colapso reproductivo, según un estudio publicado en Frontiers in Ecology and Evolution.
Los tocos piquigualdos sureños ocupan la mayor parte del sur de África, con grandes poblaciones en el desierto del Kalahari. Se trata de un ave monógama que anida en cavidades de los árboles. La hembra sella el nido y permanece dentro un promedio de 50 días para empollar y cuidar de los polluelos. El macho alimenta a la hembra y a los polluelos a través de una estrecha rendija que es la única abertura del nido. Por eso el éxito de la reproducción de estas aves no depende tanto de los depredadores como de la disponibilidad de alimentos y del clima. Y según la investigación de Nicholas Pattinson y su equipo de la Universidad de Ciudad del Cabo, las altas temperaturas del aire y las sequías agravadas por el cambio climático están dificultando profundamente ese éxito.
Los datos recogidos entre 2008 y 2019 muestran que la reproducción del toco piquigualdo en la reserva del río Kuruman, al sur del desierto del Kalahari en Sudáfrica, se ha desplomado debido al aumento de la temperatura máxima del aire.
Estas aves inician su reproducción con la lluvia, que se corresponde con los días más calurosos del año. Sin embargo, no se registraron intentos exitosos de reproducción por encima del umbral de temperatura del aire de 35,7 °C. El estudio correlaciona negativamente la producción reproductiva del toco piquigualdo y el aumento de los días en los que la temperatura máxima del aire supera este umbral a partir del cual los tocos empiezan a comportarse de forma anormal. Los mismos efectos estuvieron presentes incluso en años sin sequía.
“Gran parte de la percepción pública de los efectos de la crisis climática se relaciona con escenarios calculados para 2050 y más allá”, dice Pattinson en un comunicado de prensa. “Sin embargo, los efectos de la crisis climática son actuales y pueden manifestarse no solo durante nuestra vida, sino incluso a lo largo de una única década (...) Nuestra predicción en este estudio es que los tocos piquigualdos sureños podrían extinguirse en las partes más cálidas de su área de distribución tan pronto como en 2027”.
Estas extinciones locales, advierte el investigador, pueden provocar importantes cambios en los ecosistemas de los que todos dependemos.