Como decíamos al comienzo, los lugareños tienen todo tipo de leyendas para tratar de contar su pasado. En la Edad Media, se pensaba que había una serpiente que navegaba en las profundidades del corazón de Fosse Dionne, y algunos incluso pensaron que se trataba de un portal a otro mundo. El manantial también ocupa un lugar destacado en los relatos de los milagros realizados por el monje del siglo VII San Juan de Roma, quien llegó a la zona en el año 645 d.C. para limpiar el manantial (en ese momento un pantano inutilizable).

Según explican, el monje sacó un basilisco (mitad gallo y mitad lagarto) del manantial y lo mató, lo que permitió a las personas recuperar el uso de Fosse Dionne para beber, lavar y demás menesteres. 

Con el paso del tiempo el misterio se volvió más fascinante, así que en 1974, dos buzos profesionales descendieron a los estrechos pasajes de las rocas calizas, pero en lugar de encontrar la fuente del manantial, encontraron la muerte incapaces de navegar por el abismo que se estrechaba. Más tarde, en 1996, la ciudad de Tonnerre contrató a otro buzo para llegar al fondo. El hombre también murió.

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Finalmente se prohibió descender hasta 2019, cuando el buceador Pierre-Éric Deseigne se comprometió a explorar 370 metros. Afortunadamente, regresó con vida, pero no encontró la fuente (ni otra dimensión o portal).

Así pues, nadie ha podido llegar a la fuente de Fosse Dionne, por lo que el gran misterio del manantial permanece sin respuesta. [OddityCentral]