Como los primates, los elefantes y los delfines, los cuervos reaccionan a la muerte y pueden reconocer las amenazas que han llevado al fallecimiento de un animal de su grupo. Pero, como explica la investigadora Kaeli Swift en su último estudio, a veces responden de manera inesperada al cadáver de otro cuervo.
En abril de 2015, Swift y sus colegas dejaron un cuervo muerto junto a un cerezo en flor y se sentaron a esperar. Tras unos minutos llegó otro cuervo, se posó en el árbol, torció varias veces la cabeza para inspeccionar el cuerpo sin vida que yacía en el suelo y se lanzó hacia él. En lugar de graznar en señal de alarma, el cuervo se montó sobre el cadáver y empezó a azotarlo insistentemente. “¿Le está haciendo una RCP?”, preguntó un investigador inexperto. Swift reconoció el movimiento de inmediato y contestó con una palabra: “cópula”.
Entonces surgió otra pregunta: ¿por qué los cuervos tienen sexo con sus muertos? Después de tres años de trabajo de campo y experimentación, Swift ha publicado sus hallazgos en la revista Philosophical Transactions B.
De acuerdo con esta investigación, los cuervos pueden responder de forma suave, agresiva o incluso sexual a un cuervo muerto. El mismo comportamiento se ha documentado en otros animales, pero hasta esta semana no había ningún estudio experimental que tratara el tema en vertebrados terrestres (sí en insectos y peces).
Swift observó a 309 parejas de cuervos y comprobó que tocan el cadáver de un semejante en uno de cada cuatro casos, pero son más propensos a tocar palomas y ardillas muertas (animales que podrían comerse), lo que sugiere que su respuesta no es un comportamiento motivado por la posibilidad de encontrar alimento.
Cuando un cuervo toca el cadáver de otro cuervo, su comportamiento puede ser exploratorio, agresivo y, en un 4% de los casos, un intento cópula. Pero las interacciones sexuales suelen venir acompañadas de agresiones (picotazos violentos o incluso la destrucción total del cadáver).
Este extraño comportamiento se da con más frecuencia al comienzo de la temporada de cría. Sin embargo, no ocurre porque los pájaros estén desesperados por encontrar pareja: Swift observó intencionalmente parejas reproductoras de cuervos para el estudio y en dos casos vio cómo ambos acababan participando juntos en la sesión de “necrofilia”.
Descartadas las hipótesis del alimento y la desesperación por copular, Swift se preguntó si los cuervos estaban confundiendo el cadáver con un intruso, por lo que usó un cuervo de juguete. Pero la reacción de los animales fue diferente: menos agresiva y sin invitar a otros a participar. ¿Entonces?
Aunque a las personas nos encante ver comportamientos humanos en los animales, la conclusión del estudio poco tiene que ver con una depravación sexual. En realidad, los experimentos de Swift sugieren que la época de reproducción dificulta la capacidad de los cuervos de razonar ante un estímulo conflictivo. En lugar de procesar y responder adecuadamente ante algo extraño, las hormonas hacen que respondan con miedo, con agresividad, con sexo... están confundidos y hacen cosas estúpidas.