
Los terribles incendios forestales de California han levantado columnas de humo por todo el estado, convirtiendo el día en la noche en ciudades como San Francisco, donde los rayos de sol dispersados por el humo lo tiñeron todo de un intenso color naranja, como si fuera un escenario de Blade Runner 2049.
Lejos de refugiarse del humo, la gente sacó su teléfono y empezó a hacer fotos, en muchos casos sin lograr captar el auténtico color del cielo. El problema es que, para compensar sus pequeños sensores, la mayoría de smartphones hace un reconocimiento automático de la escena antes de procesar la foto, ajustando en consecuencia parámetros como el balance de blancos y el tono de la imagen.
El color real de la escena es predominantemente naranja, pero el balance automático fracasa al intentar rectificar esa curva de tonos o paleta de colores extrema, reemplazando un día totalmente anaranjado por uno más bien gris.
Algunos teléfonos permiten ajustar el balance de blancos antes de tomar la foto, pero si no es tu caso, siempre puedes usar una aplicación de terceros, como Lightroom. A la hora de cambiar el balance de blancos, puedes elegir un ajuste predefinido, como “Luz del día” y “Nublado”, o ajustar manualmente la temperatura de color, que se expresa en grados Kelvin. Cuanto menor sea la temperatura de color, más cálida será la luz; y cuanto mayor, más fría. Piensa en el espectro lumínico, que va del rojo al azul, pasando por el amarillo.
Otra opción es hacer las fotos en RAW, un formato que conserva los colores de la escena como fueron captados por el sensor, sin los filtros automáticos que aplica el software del dispositivo (aunque quizá esto te obligue a hacer una edición posterior de la foto para que no quede demasiado apagada).
Por último, siempre puedes introducir un objeto blanco en la escena, bloquear la exposición automática y retirar el objeto para hacer la foto que estás buscando.